(Por Christian Skrilec)
El proceso de las obras
Inmerso en la realidad bonaerense y nacional, ni Quilmes ni los distritos que lo circundan gozan del florecimiento de la obra pública. Después de arqueos, auditorías, sinceramiento de la economía y asignación de mayores costos, los trabajos se reactivan a cuenta gotas en el conurbano bonaerense. Como lo expresáramos semanas atrás en esta columna, anuncios muchos pero ejecuciones pocas.
En su visita reciente a Quilmes, un asesor directo de Jorge Macri, comentaba entusiasmado el aluvión de obras que iba caer sobre la Provincia levantando por las nubes la imagen de la gobernadora Vidal y la de los intendentes que la acompañen. No obstante, pese a ese comentario auspicioso, revelaba que durante su experiencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio (Macri), había tenido un problema similar: “los dos primeros años era todo planificación, estudios, licitaciones, parecía todo frenado, y después se hizo el Maldonado (entubamiento), el Metrobus… (etcétera)”. El problema salta a la vista, dos años de planeamiento y una economía deprimida, exponen a la Provincia y a los distritos PRO a llegar a las elecciones con las manos vacías.
La lentitud del proceso empieza a inquietar a los jefes comunales, sobre todo a aquellos que representan el “cambio”, y están obligados a mostrar gestión.
Las necesidades de Quilmes
Paradójicamente, Molina asumió en Quilmes con una ventaja que siempre está en riesgo de transformarse en desventaja: lo peor de los ocho años del mandato de Gutiérrez, fueron las gestiones de obras y servicios públicos. Obviamente, hay que hacer la salvedad que el área de Agua y Cloacas funcionaba en forma independiente.
No vale la pena abundar en ejemplos, pero para salvar cualquier discusión, recordemos que en esos ocho años solo se concluyó la construcción del teatro Municipal en lo que a grandes obras se refiere, y en temas sensibles como los planes de viviendas sociales, se construyeron apenas medio centenar de casas más que en 3 años de la gestión Villordo (los planes de vivienda arrancaron en Quilmes a mediados del 2004).
Hecha la aclaración, digamos que Molina recibió una ciudad sucia, rota, y con obras de alto impacto sin terminar. La ventaja es que juntando la basura, barriendo, y tapando algunos pozos, la gestión se luce en forma inmediata. La desventaja es que ni bien merma cualquiera de esos servicios, el fantasma del pasado se despierta y asusta a cualquier vecino.
Por eso al gobierno de Martiniano le resulta imperioso terminar con el bajo vías de Bernal. Hoy no sólo se lo reconoce como un fracaso de la gestión anterior, sino también como una obligación de la gestión actual. Tanto es así, que cualquiera que camine por el centro de Bernal y charle con los vecinos, descubrirá que pocos confían en la culminación de la obra, es más, cuando ven una docena de tipos trabajando, creen que es para taparlo y reabrir el antiguo paso, insólito.
En el mismo sentido, la gestión viene anunciando obras de infraestructura de fuste como el ensanchamiento de Mitre, la repavimentación de Pasco, el acondicionamiento de Calchaquí (a la que se sumaría de la llegada del Metrobus), y la reactivación en la construcción de viviendas, entre otras.
Está claro que una cosa es terminar un cuarto del mandato abriendo el bajo vías de Espora-Avellaneda en Bernal, y habiendo iniciado alguna de las obras mencionadas, y otra muy diferente es culminar el primer año sin que Martiniano corte una cinta de inauguración que repercuta en el distrito.
El proyecto del Hospital
Molina apuesta fuertemente a la construcción de un hospital de primer nivel para Quilmes, obra que genera una marca innegable de aceptación y ponderación en los vecinos. Sólo ver el efecto que tienen las notas referidas al posible hospital en las redes sociales lo demuestra.
La apuesta es fuerte, y como bien señalan los funcionarios, el hospital todavía no pasa de proyecto. No obstante el Intendente lo tiene como objetivo central de la obra pública en su gestión. El proyecto es de largo aliento, pero no caben dudas que sería una carta de incalculable valor para Cambiemos pensando en el 2019.
Gracias por leer.