(Por Christian Skrilec)
Nadie puede calcular cuáles serán las consecuencias políticas y electorales del denominado “Affaire Insaurralde”. Lo que no genera dudas, es que habrá consecuencias.
Para los distraídos, vale recordar que durante la jornada del sábado se conocieron imágenes de Martín Insaurralde en Marbella, a bordo de un yate y en compañía de una mediática modelo. Horas después, del Jefe de Gabinete bonaerense e Intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia presentaba su renuncia al cargo de la Provincia de Buenos Aires. Hoy, también presentó su renuncia a la candidatura a primer concejal por el distrito.
La aceptación inmediata de la renuncia por parte del gobernador Axel Kicillof, la repercusión mediática, las presentaciones judiciales por parte de la oposición para que se investigue el patrimonio de Insaurralde y la carnicería en las redes sociales, eran absolutamente previsibles. Lo que nadie puede prever es cuánta sangre llegará al río.
En un breve comunicado, Insaurralde expresó: “Como no quiero que se me utilice para afectar al espacio político en el proceso electoral, presenté mi renuncia al cargo de jefe de Gabinete de la Provincia”.
La afectación ya sucedió y el impacto electoral a los candidatos, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires, tendrá efectos tanto en la candidatura presidencial de Sergio Massa, en la candidatura por la reelección de Axel Kicillof, en los intendentes oficialistas del conurbano y un poco más en el candidato de Lomas de Zamora.
Insaurralde no es un político más. Insaurralde es una de las columnas principales del peronismo bonaerense, su peso como jefe político de Lomas es acorde al del segundo distrito en importancia después de La Matanza. Pero la Jefatura de Insaurralde no es sólo distrital como Intendente de licencia o provincial-institucional como Jefe de Gabinete, su jefatura implica la conducción de otros intendentes de importancia en el conurbano, la conducción del PJ bonaerense junto a Máximo Kirchner, y la conducción de varios ministerios y organismos provinciales y de la Cámara de Diputados bonaerense. ATENCIÓN: este párrafo escrito en tiempo presente tal vez pueda empezar a escribirse en pasado.
Podría afirmarse hasta ayer, que el poder político institucional de la Provincia estaba en manos de Kicillof, pero el poder político real, el “aparato” del peronismo bonaerense y todo lo que ello implica, tenía a Insaurralde como su principal accionista.
En consecuencia, para todo el peronismo bonaerense, será difícil despegarse de la foto de Marbella. Porque los argumentos para alejarse podrán ser sensatos y racionales, pero perderán siempre ante lo emocional y lo simbólico.
Por último, vale mencionar la sorpresa por lo sucedido. Hasta ayer, Martín Insaurralde había cuidado su imagen pública como pocos. Es un político profesional y eficiente, un Barón del Conurbano adaptado a los tiempos actuales, un Jefe Político prestigiado por el micro clima de la política. Cómo se explica entonces, que termine embocado como un amateur…
Las palabras “escándalo”, “corrupción”, “dineros públicos” y “amoralidad” entre otras, blanquean las crónicas sobre el hecho y lavan las manos de los “meadores de agua bendita”. Mientras tanto, La realpolitik trata de calcular cual será el impacto en las elecciones.
Gracias por leer.