(Por Christian SKrilec)
El llamado
El tema en apariencia es sencillo: el presidente del Partido Justicialista bonaerense, Máximo Kirchner, convocó a elecciones partidarias para el próximo 17 de noviembre. El lunes por la noche, el PJ Nacional hizo lo propio y decidió que en la misma fecha se elijan autoridades nacionales.
Seguramente en las próximas horas, o días, algún intendente sumará la elección partidaria en su distrito, porque es obvio que si hay elecciones nacionales y provinciales, la única consecuencia posible es que también haya elecciones distritales. Así que los intendentes se sumarán al coro eleccionario yendo a las urnas en sus distritos, si es que la línea argumental busca mantener cierto correlato político.
Elección no significa interna
Seguramente hay peronistas que fantasean con la interna Menem-Cafiero, o con lo que les contaron de ella. Pero lo primero que se debe tener en cuenta es lo que cualquier caminante político del conurbano sabe, la “interna” es sinónimo de plata, dinero, la burra, guita, etcétera, o como nos gusta decir ahora por estos lugares, “la viva”. Como todos saben, “no hay plata”.
No hay fondos para poner el aparato en movimiento, comprar referentes y punteros, pagar remises-viandas-fiscales, equipos de pintada, pasacalles y afiches. Los estados municipales están flojos de divisas y no se puede andar repartiendo contratos temporales como caramelos ni dando nombramientos a cambio de una planilla de veinte afiliados.
La ambición tiene que ser muy grande para que un candidato ponga la mano en el bolsillo, más cuando la presidencia del PJ bonaerense puede garantizar un lugar preponderante en una lista legislativa pero no la candidatura a gobernador.
Los candidatos
Aquellos que vienen presionando por una interna partidaria y la consecuente renovación de autoridades no parecen muy entusiasmados. Como para dar un ejemplo evidente, el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, férreo opositor a Máximo Kirchner, ya se bajó de la pelea y criticó con rigor el llamado a elecciones partidarias.
El entorno del Gobernador bonaerense, que viene reclamando protagonismo partidario desde hace meses, podría aportar un candidato. Obviamente, Kicillof está descartado. Nadie duda de la ambición presidencial del gobernador de la Provincia, desgastarse en una elección por el PJ bonaerense es absurdo, otro cantar es el PJ Nacional, pero esa es otra historia.
El naciente “kicillofismo” puede generar pretendientes para conducir al peronismo bonaerense, ¿Espinoza, Ferraresi, Alak? Son posibles candidatos pero necesitan consenso de todos los sectores.
El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, viene de sufrir un susto grande en las PASO del 2023, y salvo que sea la consecuencia de un acuerdo general, no parece que le quede nafta para correr una interna.
El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, con el deseo desatado por gobernar la Provincia de Buenos Aires, es uno de los principales críticos de La Cámpora y de la conducción de Máximo Kirchner, su candidatura haría inevitable una interna. Si bien Ferraresi se ha convertido en un barrefondo del vertedero político de la Provincia intentando juntar lo que encuentre para su armado, sigue teniendo una fuerte resistencia entre sus pares. Jorge aún no se pronunció sobre el llamado a elecciones partidarias por estar nuevamente de licencia (entre verano y otoño ya acumula 40 días).
Julio Alak, intendente de La Plata y ex ministro de Justicia de Kicillof, es un hombre que podría representar los intereses del Gobernador en el PJ, pero también dependerá del consenso porque claramente no está para una pelea interna.
Por otro lado hay que sumar a los intendentes que en tres años dejarán su mandato por tener el impedimento legal para una nueva reelección. La presidencia del PJ puede dejarlos posicionados, como ya advertimos, para pelear su lugar en el mundo. Aquí los nombres abundan y no vale la pena mencionarlos pero tampoco descartarlos. La lista es larga.
A los que si no vale la pena mencionar es a los aventureros. Ni los Berni, los Moreno o los Cuneo, por referenciar la idea de “aventura peronista”, tienen chance de quedarse con el partido.
Por último hay que mencionar a La Cámpora, que tiene un candidato para empujar por consenso, el senador nacional Eduardo “Wado” de Pedro, y variantes más combativas como la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza. Cualquiera de ellos implicaría una sucesión natural de Máximo Kirchner, lo que se convertiría un trago amargo para el “kicillofismo” y compañía.
Los afiliados y la participación
El Partido Justicialista bonaerense cuenta con alrededor un millón cien mil afiliados. Una elección en la que participe el 25 por ciento del padrón, unos doscientos cincuenta mil votantes, podría considerarse un éxito. Menos que eso, será un fracaso difícil de disimular para el resto de la política y para los canales de difusión. Estamos hablando del todopoderoso peronismo bonaerense.
Respecto a los afiliados: ¿quiénes son?, ¿cuándo se afiliaron?, ¿a quién respondían y a quién responden?, ¿cuántos afiliados sumó La Cámpora en su última campaña de afiliación?, ¿el padrón está limpio?, estas y tantas otras son la preguntas que vienen con el manual de la interna. Ni hablar de la conformación de la Junta Electoral…
¿Pondríamos cara de sorpresa si entre los afiliados justicialistas descubrimos a algún legislador del extinto Juntos por el Cambio o algún concejal libertario en funciones? Como anécdota vale mencionar que hace apenas siete años, hubo una interna distrital en un poderoso partido del conurbano que no llegó a la participación de 200 afiliados. Los apoderados acordaron sumarle un cero a los resultados para que el papelón no fuera mayúsculo.
El contexto
Como última instancia hablemos del contexto, o el escenario. Nadie puede prever con un mínimo de certeza la situación política-económica-social para noviembre del 2024. Faltan seis meses que transitarán entre la transformación, la ilusión y la frustración por la ejecución de las políticas del gobierno de Milei. Allí una elección en el Partido Justicialista puede transformarse en una mascarada sin sentido, o en la construcción de un camino de salida. El humor social de las mayorías puede mostrar una socarrona indiferencia o una atención agravada. Nadie puede pronosticarlo.
En este marco, ¿cuál será la situación de la Provincia en 180 días?, ¿tendremos un Gobernador que se sobrepone a la crisis con gestión y política o a un mandatario bonaerense incapaz de pagar los aguinaldos, o ambas cosas a la vez? La preparación de una interna en ese grado de incertidumbre no requiere de audacia, si no de ceguera.
Conclusión
Esta lectura tiene un sesgo propio pero no le es ajena a cualquier dirigente bonaerense. Todos coinciden que algo hay que hacer ante una agenda tomada por los libertarios y el retroceso preocupante del peronismo en la conversación política, aunque posiblemente llamar a elecciones y generar las tensiones de una posible interna sea la salida equivocada.
Gracias por leer.
Hay que respaldar al intendente Gray, tiene razón en su pedido, no podemos permitir que Máximo se apodere del PJ a la fuerza. Ya lo hizo una vez y su gestión fue nefasta. Merecemos políticos dedicados y no nenes de mamá.
Gray siempre habla con la razón. Este máximo ya solo sabe decir giladas, estoy harto
Se tienen que ir estos impresentables de máximo y la campora! se creen dueños del partido!