Por Christian Skrilec
Despejar, o separar la paja del trigo, es una idea corriente que debe aplicarse al discurso del Presidente en la Apertura de Sesiones.
La pirotecnia verbal, esencialmente cuando esgrime el discurso “anti-casta”, sigue siendo una estrategia comunicacional formidable para seducir mayorías, hartas y cansadas de la política tradicional y sus fracasos. Milei le habla a esa gente, a la mayoría frustrada, para aglutinarla y sustentarse en sus ambiciones anarco capitalistas.
A como van las cosas, debemos aceptar que el discurso que combate, ensucia y ofende a la clase política, sigue pesando más en la balanza social de las mayorías que el ajuste descarnado a las que se las somete.
También debe reconocerse el extraordinario trabajo de comunicación del gobierno, tanto en la transmisión del evento, como en los recortes en redes sociales y la vocería periodística del Prime Time. Pero hay que despejar.
La confusión del Pacto de Mayo:
El anuncio de un Pacto a discutirse en Córdoba el próximo 25 de Mayo fue un movimiento inteligente, y que en el mismo sentido que cuando vocifera el odio a la política, entusiasma a los distraídos. Todos los puntos, a excepción de la Propiedad Privada, que ya está protegida por la Constitución, son discutibles en forma, fondo y aplicación. Seguramente todos estamos de acuerdo en que se lleve adelante “Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados” y no cabe duda que sería una iniciativa muy beneficiosa para las mayorías. Pero el resto de los puntos: la reducción del gasto público, la reforma tributaria, la coparticipación, la explotación de los recursos naturales, las reformas laboral y previsional y la apertura comercial, son una moneda que puede caer mostrando su cara más perjudicial para la mayoría de la población según quien la arroje.
Además, la pregunta evidente es: ¿Milei quiere pactar o simplemente imponer sus ideas a toda costa?, convencido que son lo mejor para el país. La advertencia que para llegar al Pacto, primero los gobernadores deberán pasar por la Casa Rosada a negociar la Ley Ómnibus, tiene cierto halo extorsivo, ya que es sabido que todos los gobernadores, algunos más otros menos, tienen objeciones sobre cantidades de puntos de esa ley.
Por otra parte, para los festejos de la revolución falta casi un trimestre, y hoy, nadie puede prever el humor social con el que coexistiremos dentro de diez días. Posiblemente el odio a la política, a la casta y a los desaguisados del estado persista a finales de mayo, pero las previsiones económicas para marzo y abril son tan oscuras que esa balanza social que mencione anteriormente podría tener una inclinación muy distinta.
Nada que perder
Hasta ahora, Milei ha transformado sus debilidades en una fortaleza. No tiene legisladores que lo representen, son pocos y en general, mediocres. No cuenta con gobernadores ni intendentes. Carece de poder territorial. Su agrupación política, La Libertad Avanza, es un armado vertical de advenedizos y descartados de “la casta” en busca de algún beneficio, paradójicamente estatal. Por supuesto que hay un puñado de jóvenes ideologizados y militantes con las banderas libertarias, que hoy, además de sumergirse en las redes, están tratando de entender cómo funciona esta burocracia estatal que quieren eliminar.
En síntesis, no cuenta con ninguna de las herramientas tradicionales para la construcción de poder, por ende, tampoco les debe nada. No tiene compromisos pasados ni futuros. Su entorno, a excepción de su hermana, se compone de afinidades más circunstanciales que electivas. El pasado que lo llevó a la presidencia es tan azaroso como su futuro.
Es imposible saber e injusto sospechar si el Presidente se cree un predestinado o un iluminado, o si va en busca de la historia a cualquier costo y sobre cualquier resultado.
Lo que hasta ahora puede verse, y con una claridad cada vez mayor, es que su proyecto político-económico-social para el país depende de la tolerancia y el apoyo de la población, que todavía equilibra la balanza.
Gracias por leer.