(por Christian Skrilec)
Es mejor prevenir que curar, aún a riesgo que la prevención, la previsión y el pronóstico sean errados. Este día de La Lealtad, para Kicillof, y sin comparar figuras ni circunstancias, es tan definitorio como aquel 17 de Octubre fue para Perón y el peronismo.
La acción del acto que se realizará dentro de horas en Berisso, es de hecho, un acto emancipatorio, salvo que, sobre el escenario, el único orador y protagonista, Axel Kicillof, afirme que su única líder y conductora es Cristina Kirchner, lo que se presume, no sucederá.
Y es aquí donde nos adentramos en el asunto de la lealtad, donde siempre debe recordarse la memorable máxima de Jorge “Asís: “El peronismo es el único movimiento que hace un culto a la lealtad pero la única forma de avanzar es traicionando”. La lista que confirma esta idea, es tanto inagotable como incómoda.
Kicillof está atrapado entre lealtades, propias y ajenas, y por consecuencia y relación directa, entre la lealtad y la traición. No será importante que Axel ponga a Cristina en el firmamento peronista junto a Perón, Evita y Néstor. Si el gobernador no la avala como conductora, y por ende, se alinea con su candidatura a la presidencia del PJ, la omisión lo arrastrará a la traición. Tal vez esto no lo perciba con inmediatez el votante de a pie, pero indefectiblemnte, tarde o temprano, condicionará a la militancia.
Pero el Gobernador ha cosechado lealtades con el paso de los meses, y los convencidos de que “es con Axel”, son muchos y variados. Gobernadores, intendentes, gremialistas, movimientos sociales y otras expresiones peronistas están acompañando al Gobernador en su aventura presidencialista. Algunos de ellos lo consideran la mejor opción, muchos como alternativa para mantener su cuota de poder y otros tantos como la mejor forma de escapar definitivamente a lo que consideran y denominan “el yugo cristinista-camporista”.
Kicillof no sólo está atrapado en “la lealtad”, consecuentemente está atrapado en la interna del PJ. En caso que esta interna se lleve adelante, hoy el peronismo está quejándose por la falta de recursos, pueden dibujarse algunos escenarios a observar:
Gana Cristina. Discusión agotada. Se alinean, se encuadran o se van, y esta vez, sin sello peronista.
Gana Quintela y el gobernador Kicillof aporta un volumen de votos decisivos desde la provincia de Buenos Aires para que se logre ese triunfo. Cristina pierde poder y el “cristinismo” y sus diversos agrupamientos se diluyen. Axel consolida su candidatura presidencial de cara al 2027.
Gana Quintela pero el “kicillofismo” cae derrotado claramente por las huestes “cristinistas” en la Provincia de Buenos Aires y Cristina es derrotada gracias a los votos de los afiliados de las provincias del interior: Kicillof pierde. Los acuerdos con Quintela y compañía no superan el valor de un boleto de tranvía. Los que lo ayudaron a deshacerse de Cristina serán los mismos que se ocuparán de “desperonizarlo”. La candidatura de Axel se desdibuja al ritmo de una jota rionjana.
Una cosa es estar atrapado y otra no tener salida. Los voceros oficiosos del gobierno bonaerense insisten en que el discurso de Axel se conformará por una contundente crítica al gobierno de Milei y en la importancia del peronismo como salida a las políticas actuales. Un discurso acalorado hacia el exterior y tibio hacia el interior del peronismo.
Tanto para el “cristinismo, como para el incipiente “kicillofismo”, que exigen demostraciones y pronunciamientos, las expectativas de lealtad que depositan en el Gobernador están sobreestimadas.
Gracias por leer.