(Por Christian Skrilec)
Pasa el avión el sábado por la mañana, no promueve descuentos en carnicerías ni a un circo que viene a hacer la temporada en la zona, simplemente vocifera “Julio Nieto 2023”.
Pintadas, afiches, pasacalles, volantes y flyers se multiplican buscando la instalación de Nieto como candidato a Intendente de Quilmes. Julio no ahorra en gastos o tiene ahorros para gastar. Tanto es así que en los mentideros políticos aseguran que pago a razón de 3 mil pesos por cabeza la presencia en su acto en La Florida. Parece un exceso, pero había que contrarrestar el fracaso de la inauguración del local en Quilmes Oeste, donde apenas se juntaron una treintena de personas. Ahora, una gazebo con su imagen plasmada en dos por dos se monta casi todos los días en la peatonal Rivadavia. No falta nada, sobra plata.
Antes de seguir, debemos preguntarnos lo siguiente: ¿Qué combinación, qué martingala, que ejercicio mágico puede hacerle creer a Nieto y a los suyos que puede competir en una elección primaria contra Mayra Mendoza? Y cuando me refiero a competir, es dar una pelea más o menos seria, respecto a la participación…eso es otra cosa.
Es verdad que el desorden imperante en el armado electoral del Frente de Todos es un caldo de cultivo para las especulaciones. A menos de dos meses del cierre de listas no hay definiciones. La interna total y nacional o la interna parcial parecían asentarse como idea necesaria para dirimir candidaturas, pero la necesidad del candidato único vuelve de la mano de Cristina y también parece ser la condición “sine qua non” de Sergio Massa.
Pese al revoleó preocupante, es justo decir que lo más probable es que Julio pueda tener su lista. Esa idea que donde gobierna el oficialismo no se presentará competencia interna, tan agradable a los intendentes sin distinción de espacios políticos, difícilmente prospere. La puja interna preponderante no es la de Quilmes, por dar dos ejemplos incómodos para el oficialismo, “La Cámpora” le presentará batalla a Zabaleta en Hurlingam y el Movimiento Evita hará lo propio con Espinoza en La Matanza. Argumentos suficientes para imposibilitar una proscripción local.
El gobierno de Mayra tiene en claro dos cuestiones fundamentales respecto a la hipotética interna, primero sabe que no hay forma de perder, y segundo, sabe que no importa cuán leve sea el desgaste, ese desgate ya está ocurriendo. Cualquier porcentaje de los votos que obtenga Nieto en la primaria, sean cien, mil o diez mil, que luego no acompañen a la Intendenta en la general, es para preocuparse. No hay ninguna garantía de resultado para las elecciones de octubre.
Una negociación por un cargo legislativo nacional o provincial (diputado nacional o senador provincial) que ubique a Nieto en una posición expectante, no tiene chances. La lista se acortó notablemente frente a la posible performance electoral y los lugares con posibilidades de obtener una banca son escasos. La preocupación por el armado de las listas legislativas supera largamente la circunstancia quilmeña y amenaza con transformare en otro problema grave para el Frente de Todos en la Provincia.
Mientras tanto, Julio sigue en la suya. Las cenas con ex intendentes y dirigentes caídos en desgracia en su departamento del centro de la ciudad fueron mermando en intensidad. Las viudas del poder siempre se comportan del mismo modo. Las apuestas a que Mayra se vea obligada a jugar un rol exclusivamente camporista radicalizada frente a candidatos de un peronismo centrista ya tampoco es posible.
También mermó la absorción de militantes frustrados y renegados de una conducción política del oficialismo local, que cuando se deriva en segundas líneas suele caer en la torpeza y en la soberbia. Aunque ese rencor seguirá siendo alimento electoral para opositores internos y externos.
Julio juega pero no entusiasma. Él lo sabe. La especulación sobre sus motivaciones recorren todo tipo de tramas, que incluyen la imposibilidad de haber sido parte importante de la gestión (Vale la pena la traducción: no haber podido armar una mesa de negocios con el gobierno que le permita garantizarse recursos), el narcisismo y la sed de poder de alguien que ha transitado la política sólo logrando objetivos económicos, o cierto afán recaudatorio.
Respecto a esto último, los mal pensados de siempre especulan que Julio no pone un peso en este circo, pero que su precandidatura sirve para exigirle devoluciones efectivas de favores a todo tipo de empresarios. Vale recordar que Nieto es un persistente funcionario de la AFIP desde hace años, con una gran relación con el ex titular de la entidad Ricardo Echegaray, y mantiene una profunda amistad con otro ex funcionario del área y actual titular de la Aduana, Guillermo Michel, hombre de Sergio Massa.
Tampoco hay que dejar de lado cierta jugada a futuro. Nieto intentaría quedar parado como un referente del peronismo de Quilmes en caso de una derrota de Mayra en la elección general, y no como un mero cajero con ambiciones desbordadas, calificación que parece la más adecuada para su actualidad.
Pero cuidado, Julio no es tonto ni mucho menos. Sabe que si puede participar en condiciones similares a las del Intendenta juntará votos. Hay que recordar que la interna del 2019, a pesar de que Mayra obtuvo la mayoría absoluta, entre las otras cinco listas juntaron votos, es más, dos de ellas carentes de aparato y recursos obtuvieron casi diez mil votos cada una, solo explicables por la confusión y el desconocimiento de los electores respecto a candidatos inexistentes. Si a eso se suma alguna que otra resistencia interna y errores no forzados de gestión política, obtener la minoría será muy difícil pero no imposible.
Por último, pese a la preocupación que esta hipotética interna genera en el gobierno municipal, el oficialismo sabe que de imponerse de manera contundente en las PASO y lograr la reelección en octubre, podrá terminar de sacarse de encima a lo que consideran la vieja política, y transformar a la banda que acompaña a Julio en los Nietos de la nada.
Gracias por leer.
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