(Por Christian Skrilec)
El neurólogo Facundo Manes se convirtió en el mesías bonaerense del radicalismo. Con perdón de los religiosos, no caben dudas que la aparición de Manes en la Provincia fue recibida por el radicalismo como “el salvador”, o quien los liberará del yugo al que los tuvo sometidos el PRO desde la conformación de esa alianza.
La enorme mayoría de los radicales lo confirma, la candidatura de Manes los mete de lleno en la disputa por el poder. Sea en la negociación de posibles acuerdos o en la compulsa interna, los radicales están convencidos que pueden hablar de igual a igual y sin tener que pedir permiso.
Dentro de la UCR no hay resistencias ni observaciones, salvo en aquellos que vivieron los últimos años en la comodidad de sus acuerdos personales con la ex gobernadora y ex bonaerense María Eugenia Vidal, o con algún jefe comunal del conurbano. Hasta los intendentes radicales del interior de la Provincia se sienten cómodos con su nuevo candidato, solo pensando en los pagos políticos de forma que tenían que otorgarles a los advenedizos del PRO en sus terruños y ahora podrán evitar.
Pero no es únicamente el radicalismo que se siente reconfortado y agradecido con la llegada de Manes, también lo están los peronistas amarillos como Joaquín De la Torre o Emilio Monzó, y los olvidados del GEN de Margarita Stolbitzer, todos ellos destratados, humillados o descartados oportunamente, ahora tendrán un espacio para ubicar a los suyos en una interna que se vislumbra disputada.
Parece exagerado pero no lo es, el radicalismo y otros aliados no tuvieron ninguna cuota de poder durante el mandato de Vidal, hasta el propio vicegobernador Daniel Salvador no fue más que un triste amanuense en la Legislatura.
Están envalentonados, los radicales no sólo creen que pueden competir, sino que además están en condiciones de ganar. Es el momento de barajar y repartir nuevamente las cartas del poder, pero cuidado, este PRO no es el mismo que el que durante el 2015 hacía turismo en la Provincia.
El Pro ya no depende del radicalismo para fiscalizar las periferias del conurbano bonaerense, hay varios Intendentes atravesando su segundo mandato, lo que implica la consolidación de un aparato que ya conoce el oficio de contar votos en circunstancias complejas, repartir boletas y beneficios, manejar bandas y bombos, caso contrario, no hubieran sido reelectos.
Además, sería un error gravoso subestimar el aparato mediático publicitario del tándem Larreta-Santilli, que de ser necesario no dudará en desatar tormentas de mugre sobre la impoluta imagen del mesías sin temerle ni por un segundo al infierno.
No obstante a ello, los radicales creen. Una creencia sustentada en una figura que puede recuperar votantes históricos y sumar votantes nuevos, para un partido que en el ámbito bonaerense nunca pudo recuperar su espacio con autonomía y solidez en lo que va del siglo.
Gracias por leer.