por Guillemo Kane, diputado provincial FIT
La última sesión de la cámara de diputados bonaerenses fue la ocasión para votar la licencia temporaria de Manuel Mosca, presidente de la cámara y diputado del PRO, sobre quien pesan denuncias de abuso sexual que fueron llevadas a la justicia a instancias de la dirección nacional del PRO. Más allá de la gravedad de los hechos, para los cuales pedimos una comisión investigadora independiente, es innegable que su manejo había estado ligado a la violenta interna entre Vidal y Macri-Peña.
La fórmula de la licencia temporaria permitió que Mosca saliera del centro de atención un rato sin votar nuevas autoridades, lo cual hubiera obligado a rediscutir los acuerdos políticos y económicos que había tejido Cambiemos con las distintas fracciones del peronismo. Luego de tres meses de licencia Mosca retomó sus funciones para dar despacho a papeles administrativos que requerían su firma. Sobre las acusaciones en su contra no ha habido novedades. Opositores y periodistas han tendido un piadoso manto de silencio sobre el tema. Evidentemente ha reinado la urgencia de garantizar los acuerdos preexistentes.
Parálisis
Luego de esto, han seguido cuatro meses sin sesión en Diputados. Como han destacado algunos medios, el período más largo sin sesión desde 1983 (La Política Online 14/9). Lejos de ser un momento de tranquilidad, estos meses han sido testigo de una enorme crisis. El cálculo de la deuda provincial en pesos ha crecido con la devaluación de agosto hasta los 667 mil millones, casi 200 mil millones más que el año pasado (Informe Idesba). La crisis social toma ribetes dramáticos, al ritmo del parate económico, los cierres de fábricas y las maniobras de vaciamiento de los grupos empresarios que eligen colocar sus activos en la timba financiera. Un estudio que formula un Índice de Estabilidad Social (IES) en el Conurbano bonaerense correspondiente al mes de agosto destaca entre algunos resultados graves que la mitad de los entrevistados no llega a fin de mes; el 54% tuvo que pedir dinero prestado o tuvo que pedir un crédito; el 66% tuvo que reemplazar alimentos por falta de recursos y el 41% se vio obligado a saltear comidas. Los datos del Indec que se hicieron públicos hoy plantean que la desocupación en el Gran Buenos Aires ya llegó al 12,7% y Mar del Plata al 13,4%, los puntos más altos del país, mientras la suma de la subocupación lleva a la crisis de empleo bien por encima del cuarto de la población.
La responsabilidad de la parálisis no puede ser endilgada exclusivamente a Cambiemos, cuyas filas están en disgregación. La propia inscripción de las listas encontró a varios de sus elementos jugando con José Luis Espert o Roberto Lavagna y aunque todos discuten un eje Vidal-Larreta-UCR-Urtubey para después de las elecciones no es claro que puedan hacer en un bloque común. Los diputados que responden a Emilio Monzó también han dado por rota su pertenencia al bloque oficial. El Frente de Todos, desde que se conformó en junio, reagrupó a todas las fracciones peronistas de la Legislatura bonaerense. Si actúan juntos tienen no sólo mayoría, sino quórum propio. Podrían pedir una sesión especial y aprobar cualquier legislación. A pesar de haber hecho demagogia episódicamente con algún proyecto, como la rescisión del contrato de Edelap cuando La Plata sufrió apagones prolongados o votar la réplica provincial de la emergencia alimentaria, hasta ahora no han puesto el cuerpo en el mismo sentido de sus comunicados.
Esta política de no hacer olas es coincidente con toda la política de contención social que promueve el peronismo, así como el perfil moderado y “austero” de la campaña que protagoniza Axel Kicillof, con gran protagonismo de quienes co-gobernaron con Vidal, como Sergio Massa y Martín Insaurralde. Quieren dar muestras de “responsabilidad” al capital para el que se ofrecen a gobernar y tratar de mantener la paz social de cara a su próximo gobierno.
El 18 sí sesionó el Senado provincial, donde Cambiemos tiene mayoría propia, para apurar el nombramiento de 42 jueces y otros funcionarios digitados por Vidal antes de abandonar el cargo. Allí el PJ se opuso, sin por eso colocar nada en el debate acorde a la crisis que atraviesa a la provincia.
Hoy 18 diputadas de todas las vertientes de Cambiemos y el Frente de Todos rompieron el silencio de la Legislatura para presentar un proyecto señalando que el presupuesto 2020 debe ser elaborado “atendiendo una perspectiva de género”. Se complementa la pasividad con el cinismo. Los mismos bloques que han llevado a la hipoteca de la provincia y la crisis social pretenden que se puede escindir “los reclamos de la mujer” de los despidos, la miseria y endeudamiento que han acompañado con sus votos. La tragedia social de las mujeres, de las familias, tiene su raíz en la crisis capitalista cuyos efectos los presupuestos y leyes que votaron han hecho descargar sistemáticamente sobre las trabajadoras y trabajadores. El gesto de “sororidad” capitalista confirma la inviabilidad de estos bloques políticos como expresión del enorme movimiento de mujeres que el mes que viene copará con multitudes la capital provincial en el Encuentro de Mujeres y Disidencias.
El FIT-U
El Frente de Izquierda, que tiene bloqueada por esta clausura de la cámara la rotación de la banca en beneficio de Mercedes Trimarchi de Izquierda Socialista, se encuentra desarrollando una enorme campaña provincial por nuestro programa de transformación social en defensa de los trabajadores, para que sean los grupos capitalistas los que paguen el costo de esta crisis. Lo combinamos con una intensa acción en los movimientos de lucha de trabajadores ocupados y desocupados, de la juventud y la mujer, azuzados por la devaluación y la miseria. De producirse una sesión iríamos a batallar a la Cámara también por nuestros proyectos de prohibición de despidos y suspensiones, pase a planta de precarizados, blanqueo de sumas en negro en los salarios docentes y un aumento de emergencia para los trabajadores. El Frente de Todos ha elegido pactar junto a Vidal siguiendo esa vieja máxima de que “el silencio es salud” cuando los trabajadores bonaerenses enfrentan un duro golpe a sus condiciones de vida.