Hace un tiempo que desde las altas esferas del gobierno de Quilmes se tomó una decisión, al menos, polémica: cerrar el palacio municipal cada vez que hay una protesta.
No importa cuán grande o no sea la movilización; tampoco si es conflictiva, hay desmanes o sólo se trata de un grupo de gente manifestándose pacíficamente en las puertas del edificio; la determinación es estricta, no entra más nadie a excepción de los trabajadores municipales.
El mecanismo es el siguiente, se cierra por completo la entrada sobre la calle Alberdi y se deriva a quién busque ingresar a la entrada de la calle Saavedra; allí los espera una persona de seguridad que les indica a los vecinos, que suelen indignarse ante la situación, que el palacio municipal se encuentra cerrado; si conocen al empleado, concejal o funcionario que intenta ingresar lo habilitan y sino, en todo caso, la persona que quiera ingresar debe llamar a algún funcionario que vaya a buscarlo hasta la puerta para que habilite el ingreso.
En las dos últimas sesiones del Concejo Deliberante, concejales de la oposición se quejaron por la medida tomada por ejecutivo; quince días atrás lo hizo el edil Ángel García, y este martes el concejal David Gutiérrez presentó una minuta de comunicación donde pide que la secretaría de seguridad que garantice la seguridad y el normal funcionamiento del palacio municipal en los días que hay protestas.