La ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, encabezó un acto en la Universidad Nacional del Oeste, es Merlo, donde recibió un Doctorado Honoris Causa. Esquivó la interna peronista bonaerense y centró su discurso en críticas económicas a la gestión de Javier Milei. «Largue a Milton Friedman, largue la escuela austríaca, cace el manual argentino y siéntese a administrar», lanzó.
De esta forma, la exvicepresidenta sostuvo que «la gracia (en gobernar) está en que la gente coma y que puedas administrar el Estado también» porque, dijo, el hecho de que «se mueran todos de hambre y a vos te sobre la plata es fantástico».
«No pagando deudas, ahogando a provincias, no haciendo obras públicas ni hospitales… así cualquiera», se quejó y recordó que Néstor Kirchner «completó un ciclo del 2003 al 2008 de superávit fiscal con crecimiento e inclusión social».
El discurso estuvo centrado en la faz económica de la gestión nacional. Así apuntó también contra el ministro Luis ‘Toto’ Caputo, del que dijo ‘hay dos versione», y que la primera se dio cuando fue ministro de Mauricio Macri: » fue el que durante la administración de Cambiemos tomó deuda por ‘100 mil millones de dólares’ con un bono a 100 años y luego promovió el acuerdo con el FMI para poder financiar la fuga de capitales”.
Sus críticas retornaron a Milei porque «como no consiguió los dólares para la dolarización que había prometido, sueña con la competencia de monedas». Y es por eso que el Gobierno hace que la gente «saque los dólares que tiene encanutados» para pagar sus gastos.
En un momento, Cristina pidió al gobierno que deje «de engañar a los pibes» con el discurso de que Argentina hace 100 años era una potencia, y afirmó que el país en ese entonces era un «desastre».
«Éramos un desastre hace 100 años. Si estábamos tan bien por qué te creés que vino el peronismo», insistió la ex mandataria, que antes había expuesto que «todos los países de la región están creciendo y nosotros vamos para atrás».
En tanto, atribuyó el triunfo electoral de Milei a un «fracaso de la educación argentina». «Si la educación argentina hubiera podido llegar a todos los rincones, en historia y formación, estas cosas no podrían estar pasando, no podría venir un lunático a decirnos cosas que no sucedieron, que son mentira y que no existen», planteó.
Finalmente, Cristina se subió a las críticas por los modos y las conductas de del Presidente: «las palabras de un presidente no pueden contener violencia, simbólica o explícita», sino que ese discurso tiene que ser «sanador y no violento».
«Ver a un presidente recurrir todo el tiempo a ´se los vamos a dejar como mandriles’, ´compren vaselina´, ‘niños envaselinados’, gesto de onanismo o fálicos… La palabra de un presidente es muy importante, y los niños prestan atención a esas cosas», lanzó y recordó que «vivimos en un país donde hay un niño que ha desaparecido hace 90 días y presumimos que se lo han llevado por tráfico sexual (Loan Peña), un diputado que lo acaban de sacar de la Legislatura por presunto abuso infantil (Germán Kiczka)… no pueden ser palabras que un presidente pronuncie», consideró la ex mandataria.
En el cierre envió un mensaje a los sindicatos y aseguró que «tarea» que tiene por delante la CGT es «pedir y exigir que los trabajadores en relación de dependencia del primer tramo cobren igualmente que los trabajadores informales de la Asignación Universal por Hijo (AUH)».