(Por Christian Skrilec)
Lo primero que debemos mencionar es que Molina es Martiniano pero Queijeiro sigue siendo más Queijeiro que Walter. Es cierto que Martiniano fue intendente y Walter, a pesar de haber ganado una elección (2013), apenas pasó por una concejalía.
Posiblemente, a estas alturas de la interna de Juntos por el Cambio, la familiaridad del candidato con el vecino tenga menos influencia de lo esperado. No obstante a ello, la elección local puede tener sus particularidades.
El frente conformado por los consultores de opinión pública no brinda certezas ni de cerca, pero genera temores y expectativas al ritmo de sus desaciertos. Hasta la elección de la provincia de Santa Fe, las encuestas detectaban la generación del tsunami Bullrich, es más, desde ese sector consideraban que la elección de esa provincia iba a noquear al “larretismo”. No ocurrió. El tsunami ni siquiera fue ola y no consiguió llegar a la orilla. A partir de esa elección la mirada sobre las primarias en la provincia de Buenos Aires y en sus distritos se razonó con criterios menos emocionales y más sensatos dando como resultado un grado de incertidumbre inapelable.
Desde las filas que empujan la candidatura de Queijeiro, mensuraron sus expectativas. Walter depende más del arrastre de la candidatura presidencial que de su propio empuje, que es realmente ponderable desde lo individual.
Walter es un laburante del periodismo, de la televisión, de los medios audiovisuales y también de la política. Su voluntad y persistencia vuelven natural salir a repartir volantes y boletas en casas y comercios por su cuenta sin que se le caigan los anillos.
Si esa actitud y dedicación individual sumará a la hora de contar los votos es una incógnita, pero generó que el propio Martiniano también saliera a poner la cara en soledad y moverse con una impronta más personalizada.
También se puede decir que a Queijeiro no le queda otra, la diferencia de recursos entre los espacios es notoria. El padrinazgo de Joaquín De la Torre alcanzó para consagrar a Walter como el candidato de Bullrich pero no se extendió a los recursos para la campaña. La vía pública, a excepción de la plaza de la estación y la publicidad aérea de la avioneta, es de Molina.
Desde el tándem Larreta-Santilli no escatiman recursos, y más cuando están convencidos que Martiniano va a empujar la boleta para arriba. Una aseveración que habrá que confirmar.
Si bien el núcleo duro amarillo que se asienta en los centros de la ciudad tiene una identificación con Molina, también es el sector que parece inclinarse por la candidatura de Bullrich. Que harán el próximo domingo es una duda que carcome a los protagonistas de la interna.
Mientras tanto, los aparatos intentan moverse, ambos afirman que la fiscalización está garantizada, aunque persisten las dudas sobre los recursos para la jornada electoral, sean viandas, transporte, pago a fiscales (metodología impuesta por Cambiemos) y otras necesidades.
Nadie niega que el corte de boleta exista el próximo domingo, aunque no hay horóscopo que pueda vaticinar si ese corte será significativo o insignificante.
Por su parte, el oficialismo, continúa con el convencimiento de ganarle a la suma de los candidatos de Juntos, observa con atención esa interna pensando en octubre. Al igual que los dirigentes nacionales, consideran que Queijeiro es un rival más cómodo que Molina.
Esa comodidad, depende de demasiados vectores: el resultado de las PASO, los ganadores nacionales y provinciales de la interna de Juntos, la participación, y fundamentalmente, el contexto post electoral entre otras variables.
Esta no es una elección para distraídos, para resumirlo en una de mis jergas favoritas, la “burrera”: Mayra es la “favorita”, Martiniano el “enemigo” y Walter la “sorpresa” y la carrera está llena de imponderables
Lamentablemente, la preocupante indiferencia que muestra el grueso de los electores ante la elección, que seguramente se revelará en la participación y el voto en blanco, exhibe que esas categorías también estén en duda.
Poco importa, en referencia a la interna de Juntos, si Martiniano Molina cometió errores como Intendente o si Walter Queijeiro fue candidato de Massa diez años atrás. La lógica y razonabilidad pueden explicar cada vez menos la composición del voto. Hay una crisis económica y social galopante, hay emocionalidad y prejuicios, hay una lotería en danza.
Gracias por leer.