(Por Christian Skrilec)
En realidad es difícil sopesar si Daniel Scioli es un buen perdedor en la acepción tradicional de la frase, esto es, si acepta la derrota con grandeza y trabaja y se esfuerza para revertirla. Lo que podemos asegurar es que Scioli puede ser un muy buen perdedor en términos políticos, y un candidato óptimo para volver a perder.
La designación de Scioli al frente del Ministerio de Desarrollo Productivo no es más que una nueva circunstancia de los avatares de una política de enredos y desaciertos que lleva adelante el Frente de Todos desde que asumió el gobierno. Difícilmente responda a una estrategia que empuje la producción, la creación de puestos de trabajo y la reactivación de la economía en beneficio de las mayorías. Pero si puede ser un nombramiento con expectativas de paz interna y buena interlocución con la política y el empresariado, y a la postre, convertirse en una salida ante la emergencia electoral oficialista. Tampoco tendrá que hacer demasiados esfuerzos para mejorar la gestión del expulsado Kulfas.
Mal que le pese a sus detractores, es conocida la buena relación de Scioli con empresarios e industriales, relación que supo expandir con éxito mientras fue embajador en Brasil, tejiendo buenos lazos con la administración Bolsonaro mientras se fotografiaba con Lula da Silva. Muy Scioli.
Un perdedor que garantice triunfos
El observador despistado argumentará con la velocidad de su despiste, que Scioli no garantizó nada en el 2015. Pero esa observación es sólo aceptable sacándola de contexto. Olvidar los componentes esenciales de esa elección es una contravención feroz contra la historia: la candidatura de Aníbal Fernández a la gobernación de Buenos Aires, el ensañamiento de los grandes medios, la muerte del fiscal Nisman, el rol electoral de Córdoba, la candidatura del Chino Zanini a la vice, el desgaste de doce años de “Kirchnerismo”, entre otros factores, dan un marco a que la derrota en el ballotage de Scioli por apenas un par de puntos de diferencia, sea en buena medida, milagrosa.
El escenario actual para el oficialismo es peor y con señales poco claras de mejorar. Es en esta coyuntura donde la candidatura perdedora de Scioli toma volumen. El exgobernador puede conciliar y generar aceptaciones múltiples para todos aquellos que no quieran poner en riesgo su territorio tomando posturas extremas. Scioli no es el peronismo ortodoxo, no es el kirchnerismo duro ni La Cámpora, su menemismo es sutil y su pragmatismo es reconocido, no está ideológicamente quemado como Massa, y en ese sentido, en el ideológico, a Scioli podría denominárselo en términos actuales, como de “género fluido”. En general, gobernadores, intendentes y referentes, no se llevan mal con Scioli.
Si el oficialismo va a perder la elección nacional, necesita a alguien que con la derrota no arrastre más de la cuenta, y el oficialismo acabe por perder provincias y municipios que le costará mucho tiempo recuperar.
Rescatando a Daniel
Es posible que Scioli sea presa fácil de la artillería opositora, pero aún puede exhibir algunos argumentos: su vocación de trabajo, su cuerpo inoxidable ante las críticas, su lealtad injustificable (no hay rechazo o humillación que lo doblegue), y ni que hablar de su poder de diagnóstico. El debate Scioli-Macri será un objeto de estudio para cuando esta grieta sea historia, el exgobernador predijo con exactitud todo lo que iba ocurrir con la gestión de Macri, mientras éste lo ninguneaba preguntándole en qué lo habían convertido. Hoy tenemos la respuesta, lo habían convertido en adivino de fracasos.
Obviamente todos recordamos que Scioli no fue un buen gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Pero todo lo que lo sucedió, objetivamente lo mejora.
Al contrario de lo que suelen repetir los voceros amarillos, comparando kilo por kilo el gabinete de Scioli con el de María Eugenia Vidal, posiblemente fueran parejos. Pero las segundas líneas de Vidal eran un contingente turístico que visitaba La Plata tres o cuatro veces por semana.
Respecto al primer gabinete de Kicillof, el que gobernó hasta la derrota electoral del 2021, era un grupo de amateurs con méritos académicos cuestionables, objetados por todos los sectores del Frente de Todos.
En el vector económico, el macrismo le multiplicó varias veces el Fondo de Reparación bonaerense a Vidal, mientras Kicillof es el gobernador con mayor flujo de fondos desde el mandato de Eduardo Duhalde. A su tiempo, Scioli vivió apretado por la limitación de recursos nacionales de cualquier tipo durante al menos cinco años, entre otras tantas agachadas políticas, sindicales y legislativas que lo limaron internamente.
¿Esto mejora la gestión de Scioli en la Provincia? Ni un poco, pero al menos, la contextualiza y ajusta la vara para los que miden exclusivamente como le conviene.
Gracias por leer.
esta es la nota
El Peronismo siempre se ha caracterizado por el infalible método de su selectivo modo de ungir a legisladores, ministros y magistrados, exclusivamente no por sus cualidades intelectuales, sino por sus prontuarios judiciales.
Lo de este manco de mierda, no es otra cosa diferente a la ratificación de esa metodología de todo lo delictivo.
Sin embargo, muy a pesar que, esa modalidad ha sido, es y será una constante, el hecho de esta nueva cocarda
que, le ha prendido en la solapa nuestro cornudo Presidente a este intocable, reviste una agudización de esa tan omnipresente personalidad lombrosiana que, es la quintaesencia de las características exógenas del Justicialismo.
Fortalecido y proclive a mantenerse en el poder a perpetuidad, merced al cancerígeno sindicalismo, sobreviviente
y de toda influencia en todos los gobiernos radicales y militares por igual, desde el 55 hasta nuestros días.
AF que, por encima de su disfunción eréctil es, a estas alturas, una deforme caricatura de esta forma tan nociva de un enfermizo y devastador populismo que, pone de especial manifiesto en cada una de sus alocuciones en las que, además denota su analfabetismo jurídico.
A saber, el Olivos Gate que, finalmente con la complicidad de la corpo de Comodoro Py, resolvió en favor de su impunidad, decretando, el abono una multa, cual si se tratase de una infracción de tránsito vehicular.
Y así, por lo que vemos, es igual para todo lo demás, con la designación de este incendiario de quinchos, apócrifo campeón de motonáutica, fundidor de empresas paternas, encubridor de la mayoría de víctimas de la mega inundación de La Plata e instigador abortivo de su actual concubina,
Pero quizás, lo más grave es que, haya sido desinsaculado para cubrir la vacancia de una cartera como la de Desarrollo, ergo, Industria, en una etapa como la actual en la que, todo el orbe se dirige a un torbellino con una saga de secuelas que, son imposibles de dimensionar y mucho menos de pronosticar.
Emblematizándose así, una idéntica forma de ser de todos estos justicialistas paridos por el ano que, deberían de
saturar un solo lugar, esto es, simples y anónimas fosas comunes.
Infortunadamente, Macricio, quien no es otro que, el hijo dilecto y exclusivo heredero de la Patria Contratista, del todo incoada a la luz de militares corruptos del último gobierno militar y, fagocitados luego por esperpentos de la aulica categoría del único propietario del radicalismo -Enrique coti Nosiglia-, es precisamente lo que cierra nuestra ecuación de iniquidades.
Y facilitadora esta, en aras que, los recambios/alternancias que, ya conocimos, inauguraron Alfonsín y el Turco en el
Pacto de Olivos y asi perfeccionados por chupete De la Rúa, primero y el Socmista luego, tan solo atestiguan que, nada ni nadie acudirà al rescate de esta Patria -in artìculo mortis-, de todos estos -sus verdaderos homicidas-.
Serà recièn el dìa -que tal vez nunca vea-, en el que, alguien -que acaso tampoco haya nacido aùn-, tome el poder absoluto y, exhume a todos los crímenes cometidos contra la Nación Argentina, cuando debamos estigmatizar el trunco y ridículo comienzo de la Revolución de Mayo.
Y todo lo que no sea abarcativo de estas máximas, deberán de ser tomadas por más excesos de provocaciones, como esta póstuma de…
Carlos Belgrano.-