En diálogo con El Termómetro el consultor Lucas Romero, director de Synopsis, analizó la coyuntura nacional, especialmente en torno a la crisis que atraviesa el Frente de Todos. Planteó que además de discutirse el rumbo, hoy en día se está discutiendo la legitimidad del presidente. Habló de los números negativos del gobierno nacional y la dirigencia del Frente de Todos, y plantó escenarios de posible adelantamiento de las elecciones.
Romero explicó que si bien no hay hecho estudios puntualmente preguntando sobre la crisis interna del oficialismo, los número del Frente de Todos son muy malos. “La mirada que tiene el público del gobierno es abrumadoramente negativa”, aseguró, ya que el gobierno nacional tiene apenas un 20% de aprobación en su desempeño y la dirigencia oficialista en su conjunto tiene un promedio diferencial de imagen cerca de los 40 puntos en negativo.
El analista de Synopsis planteó que hay dos planos de discusión, por un lado la del rumbo y por otro el de la conducción; y que actualmente en el oficialismo está claro que la discusión es por el rumbo, pero al mismo tiempo comenzó ahora una discusión respecto de la legitimidad del presidente para determinar ese rumbo, y eso, consideró “es grave”.
“La vicepresidenta lo marcó ayer, y no falta a la verdad cuando dice que este gobierno se ha quedado sin legitimidad, pero discutir su legitimidad es anterior a la discusión del rumbo y es mucho más peligrosa. Esto no puede seguir así, la discusión sobre la unidad deviene en abstracto si las diferencias son como las planto Larroque, morales, ideológicas, profundas y sobre el programa de gobierno”, afirmó Romero.
Para el consulto, además hay otro elemento que debería involucrarse en esta discusión entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, el Fondo Monetario Internacional. Según Romero, la forma que encontró Alberto de seguir financiando el déficit y cumplir los vencimientos fue el acuerdo con el FMI. Si la discusión es sobre ese acuerdo, quien discuta ese programa tiene que tener uno alternativo, sino, sería socavar la escasa legitimidad de este gobierno”.
Para Romero “hay algunos elementos de riesgo que nos hace pensar en escenarios aun más disruptivos”, y lo que hay que analizar si el sector interno que confronta contra el presidente tiene alguna alternativa para garantizar el déficit y pagar vencimientos, “si no la tiene, quizás tengan otro objetivo como adelantar los procesos electorales para que la gente defina como debemos afrontar esta elección”.
“Si Cristina Kirchner cree que la elección de 2023 está perdida, a ella le desaparecen los incentivos para hacer el trabajo sucio que propone el FMI, para que cuando venga la oposición tenga parte del problema resuelto. Ahí empiezan a cruzarse los incentivos del oficialismo, y podemos entrara en una dinámica de crisis, donde ya los actores no la pueden controlar”, plantea el consultor.
En ese marco, evaluó el posible desdoblamiento de la elección en la provincia de Buenos Aires con una nueva hipótesis. “Lo que digo es que si este proceso de socavamiento de la autoridad presidencial para ser quien conduce el proceso va a terminar en un escenario más disruptivo y acelerar los procesos electorales. Tenemos un Congreso congelado, al Poder Judicial con dificultades para el funcionamiento y un ejecutivo con muchos problemas para funcionar”, consideró.
En esa línea planteó la posibilidad de que deba adelantarse la elección nacional, que bajo la hipótesis de darla por perdida para el oficialismo, la elección provincial deba hacerse meses más tarde, con la nómina de candidatos a senadores nacional por la provincia incluidos, ya que no puede acortarse el período de los legisladores como ocurrió en 2023, y así poder tener a Cristina Kirchner en la boleta.
“Al dar por perdida la elección se transforman todos los incentivos, incluso el incentivo para hacer las cosas bien. Las dinámicas de crisis no la manejan los actores y si nadie lo controla no sabemos dónde puede terminar”, cerró.
Finalmente, Romero analizó la aparición de Javier Milei en el escenario político. “Milei es una realidad. Lo estamos registrando en su nivel de imagen e intención de votos. Hay que ver si la gente está abrazando las ideas de Milei o el enojo. Tiendo a pensar que la gente está abrazando el enojo. Lo que veo como riesgo es que nos estamos encaminando a un proceso que podría depositar a definir el rumbo a un actor que no tienen las condiciones de gobernabilidad. Argentina necesita conducción con consenso político y social para un programa y hoy Milei eso no lo garantiza”.