por Ezequiel González
Entre marchas de apoyo para subir el ego y auto-convencimiento, los intendentes de Cambiemos en el conurbano se aferran a una luz de esperanza que aparece, lejana en el horizonte. “Es posible dar vuelta el resultado”, repiten como mantra y en los últimos días comenzó a rondar un argumento estadístico: “Martiniano pudo en 2015”.
Se creó una épica alrededor de la campaña de Juntos por el Cambio, esa impresión de ir por lo imposible, sobre lo juzgado, que busca envalentornar a un electorado que pareció caer derrotado luego de las primarias. Mientras muchos Jefes Comunales trabajan los cortes de boleta, un acercamiento a los vecinos y distintas estrategias para crecer de cara a octubre sumaron un dato de los últimos comicios que intenta justificar sus expectativas.
“Martiniano pudo en 2015”, repiten, pero ¿qué es lo que pudo el actual intendente de Quilmes? Hace cuatro años, Molina se encontraba en una situación de desventaja luego de las PASO y pudo dar vuelta ese resultado.
En Quilmes hubo interna, en ese entonces el Jefe Comunal, Francisco “Barba” Gutiérrez le ganó a Daniel Gurzi, el hombre que contaba con el apoyo de Aníbal Fernández. Entre las dos listas sumaron 42,8 por ciento de los votos y le sacaron una ventaja de 15 puntos a Martiniano, que cosechó 27. Pero en las generales, Molina dio vuelta ese resultado y teminó ganando por paliza, con el 44 por ciento de los votos a 32 que se llevó Gutiérrez. Todo esto, aún, cuando Scioli fue el presidenciable más votado en el distrito.
Para que la historia cuadre a los intereses de los Barones PRO habría que dejarla allí, sin embargo es necesario aclarar que el contexto es completamente diferente.
La derrota de Gutiérrez se explica por varios factores: ocho años de desgaste de una gestión con una pésima imagen en el distrito; por lo números, el “Barba” perdió la mitad de los votos que había sacado su contrincante en la interna, que prefirieron votar una opción de otro partido pero evitar la continuidad del hombre de la UOM en la Comuna; además, Martiniano se quedó con un 2 por ciento de los votos del massimo, que quisieron votar a ganador, y (prácticamente) todos los votos que se sumaron de las PASO a las generales.
Molina fue empujado, en ese momento, por el vendaval María Eugenia Vidal que barrió con el peronismo en la Provincia de Buenos Aires; eso hoy no existe. La actual gobernadora no levanta cabeza y en el Conurbano araña los 30 puntos. No está más el factor irritante que significó Aníbal Fernández, el hombre que perdió la Provincia luego de 27 años de gobiernos del PJ.
Y el piso del que parten hoy los intendentes es mucho más bajo que cuatro años atrás. En ese momento, Mauricio Macri tuvo un promedio de 32 puntos en la Provincia de Buenos Aires y Scioli, que repartía votos peronistas con Sergio Massa, saltaba al 40. Una diferencia muchísimo menor a los 20 y, en algunos casos, 30 puntos que Alberto Fernández les saca al actual presidente de la Nación en distritos de la tercera sección.
Sí, Martiniano pudo en 2015, sin embargo el contexto es completamente diferente. Sin embargo, el argumento lo seguirán utilizando desde Cambiemos, lo importante es sostener la “mistica”.