Por Daniel Moreira (Presidente de Asociación Pyme y titular del Frente Productivo Lanús)
Las pymes en Argentina vivimos una situación devastadora: el crecimiento invisible y las promesas que nunca llegan nos alcanzan cada día menos.
La semana pasada, el presidente Mauricio Macri se reunió con la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), dedicó palabras elogiosas a pymes y prometió, una vez más, mejoras para las pymes.
En su discurso, el jefe de Estado reconoció que «estamos lejos de poder haberles dado las herramientas que tienen las pymes de otros países de la región y sin embargo están ahí bancando lo que venga y enfrentando la situación», en un claro mensaje a las pequeñas y medianas empresas de Argentina.
Ante la desastrosa situación del país, donde la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores es moneda corriente y la brecha entre los que más y menos tiene se agranda cada día, ya no bastan las palabras elogiosas y las promesas. Por eso sugerimos al Presidente que, en vez de hacer “guiños” a las pymes, abra los ojos de una vez y vea la realidad.
Abrir los ojos implica ver que el mercado interno se cae a pedazos y que el Gobierno, en lugar de respaldar la industria nacional, oprime a las pymes con tarifazos, inflación galopante, salvaje apertura de importaciones y corridas cambiarias que, para agravar más la situación, se enlazan con beneficios para la timba financiera.
En el detalle, podemos decir que los presuntos beneficios que las medidas anunciadas acarrearían serían sólo para comercios minoristas de ciudades de frontera. De 800 mil pymes esto beneficiaría a 7 mil comercios. Es decir, menos de 1% del universo pyme mientras el resto continuamos luchando por subsistir todos los días.
Macri también prometió el relanzamiento de la línea de financiamiento al 29% anual a través del Banco Nación. El foco de la cuestión ahora está puesto en ver quién tomaría la decisión de financiar una línea productiva cuando, a través de las Lebac, la timba financiera otorga beneficios con un 47% de interés, sin que los financistas muevan un pelo.
Además, es necesario advertir que la ley pyme, sancionada en 2016 (y de la que tanto se llenaron la boca hablando), jamás redundó en beneficios para el sector. Quizá hubiera sido una buena ley diez años atrás pero en el combo explosivo que este Gobierno armó, lamentablemente, no sirve.
Así como el propio gobierno de Cambiemos recién ahora reconoce que cerraron más de 5 mil pymes, sería bueno que reconozca que estas medidas no alcanzan para el desarrollo del mercado interno sino que son para patear hacia adelante una crisis que ellos mismos generaron.
La única de forma de abrir los ojos es con los pies sobre la tierra. El desafío para el presidente Macri, si de verdad desea desarrollar al sector, es caminar el territorio, tomar nota de la cantidad de pymes que cerraron desde diciembre de 2015 como producto de sus medidas y reflexionar. Porque después de abrir los ojos, será necesario torcer 180 grados el plan económico o, de lo contrario, habrá cada día más persianas bajas. Y ya no habrá ‘guiños’ que puedan volver a levantarlas.