(Por Christian Skrilec)
El remedio de la Justicia administrado en dosis sin antecedentes para combatir la enfermedad de la corrupción, tiene contraindicaciones políticas para el gobierno. Mientras Cambiemos avanza a caballo del éxito electoral y las decisiones judiciales, el peronismo fracturado empieza a pensar en la unidad y el fortalecimiento político como un recurso de habeas corpus.
Chiste va, chicana viene, en las reuniones del PJ provincial se divierten especulando en quien será el próximo en ponerse el “uniforme de Cambiemos” o el “disfraz de tortuga Ninja”, en referencia al casco y al chaleco antibalas con el que visten a los detenidos. También hablan de pasar el verano en Ezeiza o en Marcos Paz, en referencia a las instalaciones penitenciarias asentadas en dichos lugares.
Pero las humoradas no alcanzan para relativizar una ola judicial que puede inundar todos los rincones de la Provincia. A los jefes comunales, a los grandes referentes territoriales bonaerenses, a los otrora barones del conurbano hoy convertidos en “polleras” de la gobernadora Vidal, no les preocupa la suerte de Cristina, Máximo o la dinastía Kirchner, les inquieta su futuro.
Vayamos a la región como ejemplo. Los ex intendentes Juan José Mussi (Berazategui), Francisco Gutiérrez (Quilmes), y Julio Pereyra (Florencio Varela), están en la mira de la Justicia en calidad de imputados y/o procesados en diversas causas. Basados en los argumentos legales que se utilizaron para detener al ex Ministro de Planificación Julio De Vido y al ex vicepresidente Amado Boudou, ¿qué le impide al Juez Federal de Quilmes Luis Armella librar una orden de detención sobre ellos?, ¿su interpretación de la ley, la agenda, la evolución de las causas, la decisión o la presión política?
Un párrafo aparte sobre Armella, denominador común en varias causas. Fue designado Juez Federal de Quilmes durante el “kirchnerismo” con el aval de la ex procuradora María del Cármen Falbo, Eduardo Camaño y Aníbal Fernández, además de la aceptación del resto de los caudillos peronistas de la zona que hoy lo ven como una amenaza. Armella terminó el período “kirchnerista” al borde de la destitución, y obra y gracia de la diputada Elisa Carrió salió sin consecuencia del océano de desprolijidades que se habían cometido en la administración de la causa Matanza-Riachuelo, en la que Armella había sido designado por la Corte para velar por la remediación del cauce. Hoy, Carrió, a través de sus abogados, es denunciante o “amicus curiae” en las causas que se investiga a los ex intendentes de la región.
Según fuentes judiciales, en la Provincia de Buenos Aires hay al menos medio centenar de Intendentes y ex intendentes peronistas que tienen procesos judiciales en curso pasibles de tener consecuencias. Pero vayamos a lo más notorio, el ex gobernador Daniel Scioli, o el ex ministro y ex candidato a gobernador Aníbal Fernández. Mientras Scioli hace silencio, Aníbal le pidió a los muchachos que “se dejen de hacer los pelotudos” con lo que está pasando.
Tal vez Aníbal se la ve venir, mientras las causas originadas por la administración del Fútbol para Todos o el Plan Qunita no parecen tener demasiado asidero, la causa por enriquecimiento ilícito en la que fue imputado por el Fiscal Federal Juan Zoni, puede tener derivaciones insospechadas. Sino pregúntenle a su ex hombre de confianza y ex intendente de Quilmes, Sergio Villordo, que hoy sufre las desventuras de la inhibición económica producto de una causa por enriquecimiento ilícito y lavado de activos que se tramita en los tribunales de Lomas de Zamora.
Y este panorama, particularizado para ejemplificar pero generalizado en su afectación, puede empeorar mucho si alguno de los detenidos abre la boca. Las sospechas de negocios entre el ex bolsero José López, el ex arquitecto De Vido, y los intendentes del conurbano está instalada en los mentideros políticos desde hace años.
Pero inicie la nota hablando de política, y lo cierto es que a Cambiemos le va bien con este peronismo, sea en su vertiente política o sindical, atemorizado por el fantasma de este “renovado servicio de Justicia”. El gran riesgo del gobierno, es que el espanto que provocan las rejas los una, y terminen siendo una oposición seria y activa.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 867 del semanario “El Suburbano”.