(Por Christian Skrilec) Hay que construir el “molinismo”. En una ciudad tan creativa como esta, es increíble que todavía no se hayan instituido agrupaciones denominadas “Los Cocineros”, “Los chefs amarillos”, o “La sartén por el mango”. No es un chiste, es una ausencia de armado preocupante. Molina no está construyendo estructura política y esa situación hoy empieza a lastimar una gestión que apenas está calentando motores.
Las explicaciones a la falta de armado político pueden ser efectivas ante el vecino de a pie: “nosotros vinimos a gestionar y mejorar la vida de los quilmeños”, lindo, pero absolutamente irrelevante a la hora de gobernar. Es cierto que la principal preocupación del gobierno ha sido armar grupos de trabajo para la gestión, y en eso se le fue el primer semestre sin terminar de lograrlo.
La renuncia del secretario de Obras Públicas Darío Iezzi, termine como termine, desnudó el vacío de armado político y la falta de consolidación de equipos de gestión. Por estas horas se duda sobre la salida de Iezzi, se especula con su reemplazo por el actual titular del Girsu, Oscar García, y se barajan otra serie de cambios en el gabinete. La verdad es que no importa, el gobierno de Martiniano empieza a tener problemas estructurales que no se cubren con la imagen positiva del Intendente.
Porque así como el presidente Macri mantiene una expectativa favorable de la población respecto al futuro de su gobierno, y la gobernadora Vidal mantiene una imagen envidiable de su persona, Martiniano conjuga los dos beneficios ante el vecino de Quilmes. Pero eso no dura para siempre, y no hay concepción política a la vista. Y por favor, paren de decir que CAMBIEMOS no hace política y hace gestión, cualquier gil que camine una tarde por las diagonales de La Plata, va descubrir que si hay algo que hace la Gobernadora es política, y de tanta calidad es la política que ejecuta, que impide que se perciba la limitadísima gestión bonaerense.
Martiniano no es Vidal, la Gobernadora viene haciendo política desde finales del siglo XX, y tiene que aceptar que la opción “no soy político, no hago política, hago gestión”, no existe. No hay buena gestión sin política. La forma en que elija hacerla es otra historia.
El Intendente desembarcó en el gobierno con una pata radical, una patita peronista, y un grupo de amigos. Lo del grupo de amigos no denigra calidades, ente ellos hay tipos con ganas de hacer política, hay profesionales, hay tipos capaces y hay tipos que no sirven para nada, como en cualquier grupo. El problema que tiene una enorme porción del gobierno es la falta de experiencia en la administración pública, y esa falta de experiencia se nota, y ya está tardando demasiado en resolverse.
El panorama objetivo y sin apreciaciones analíticas de lo que sería el armado de CAMBIEMOS en la ciudad reporta: un sector peronista que apenas hace pie en el distrito. Un radicalismo roto rumbo a una interna por la conducción del partido que inevitablemente va a lastimar al gobierno. Un círculo de confianza del Intendente que apenas puede con el día a día de la gestión. Una conducción instalada en la Casa de la Cultura que recibe la crítica diaria y permanente del elenco municipal que no pertenece a ese selecto club de administradores. Un bloque de concejales cuya unidad es más formal que conceptual. Así es difícil.
No son tiempos de medias tintas, hay que resolver, y allí está la responsabilidad que no puede esquivar Martiniano. Faltan dejar en claro funciones y atribuciones, no se puede ser secretario General de un Municipio sin salir en la foto, no se puede ser secretario de Gobierno sin poder político, no se puede ser Jefe de Gabinete sin autoridad sobre todas las secretarías, no se puede ser secretario de Servicios Públicos sin recursos, no se puede ser titular del Girsu sin la autonomía necesaria, y así sucesivamente. No es una opinión, es una formalidad.
La administración municipal y el armado político van de la mano si se quiere hacer una buena gestión de gobierno. Molina necesita al “molinismo”, y todavía está a tiempo de concebirlo.
Gracias por leer.
Publicado en la edición N° 806 de el semanrio «El Suburbano».
Excelente nota (como siempre) política y gestión van de la mano. Gracias