(Por Christian Skrilec) Cuando decimos peronismo en este análisis, omitimos su definición, y utilizamos el término como para encerrar en un conjunto a todas las expresiones que llegado el momento se excusan en Perón. Cuando decimos oposición, lo hacemos con la oscilación pertinente.
Como es sabido, la gran ventaja del eje Macri-Vidal-Intendentes (en nuestro caso Molina), sigue siendo la avanzada judicial y mediática contra la gestión precedente: Fariña-Báez mata Panamá Papers, Milagros Sala mata reclamo social, obras a medio hacer matan falta de gestión, auditoria mata pedido de informes. Es un hecho fácil de interpretar, lo que no está claro es el límite de la sociedad, y cuando dará el paso para saltar de los males del pasado a los problemas del presente.
El “macrismo” en todos sus niveles sabe que va contra reloj, la inflación, el simpáticamente denominado “sinceramiento de precios”, el fantasma del desempleo, y la falta de inversiones, combo que se mezcle como se mezcle termina en ajuste, potencian el riesgo que el humor social cambie y la gente, si se me permite la expresión, se ponga de culo.
En este marco de circunstancias, el peronismo encontró un tiempo inesperado para reordenarse. La aparición forzada de Cristina Kirchner y su “pacto ciudadano” aceleró la situación.
Pero primero un dato de color, y la tonalidad la da el peronismo de Massa, que aunque a veces no parezca, también es oposición. Operadores bonaerenses del Frente Renovador vienen sondeando a dirigentes locales pensando a futuro. En su análisis, el tiempo de Walter Queijeiro fue el que aprovechó Molina, y hay que buscar otra figura, esta vez, proveniente de la política. No es que el inventor de la “patada descendente” pase a retiro, se lo imaginan en la lista de diputados provinciales del 2017, dándole una salida elegante de la pelea territorial. Por ahora, no hay reemplazante para que el peronismo de Massa se referencie.
Respecto al “kirchnerismo”, o el peronismo de Cristina, el asunto se enreda aún más. Podemos empezar con “La Cámpora”, ya que en Quilmes está una de sus referentes nacionales como la diputada Mayra Mendoza. Hoy, es imposible pensar un armado local “cristinista” sin Mayra, la diputada está muy cerca de la ex presidenta, y también de “El Cuervo” Larroque. No obstante, en el distrito Mayra rompió con Roberto Gaudio, hombre clave para su armado territorial, hoy Secretario de peso de la gestión Festa en Moreno. Ambos, Festa y Gaudio, responden a José Ottavis, enfrentado con Larroque.
En ese mismo paraguas aparece la gente de Juntos por Quilmes, cuyas caras visibles son los concejales Ángel García y Daniel Gurzi. En los últimos meses, cerraron una alianza con el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, quien fue ungido por Cristina Kirchner como vicepresidente del Instituto Patria, y está llamado a ser el referente de los Intendentes K en el conurbano.
A ellos, entre los K duros, podemos contar al grupo Walsh, que vienen trabajando con el rector de la Universidad de Quilmes Mario Lozano como cabeza de playa. Posiblemente, todos estos actores K se amalgamen, la pregunta es cómo.
Respecto al peronismo de Gutiérrez, hay que decir que no se observa claramente si está más cerca del denominado peronismo territorial de gobernadores e intendentes, o del Pacto Ciudadano. El “Barba” todavía sufre los coletazos de su salida del poder municipal, y enfrenta las dificultades de un gremio como la UOM, que está siendo afectado con rigor por las medidas económicas. Por otra parte, y en el mismo espacio, la diputada provincial Evangelina Ramírez comienza a mostrarse como una de las abanderadas del retorno de Florencio Randazzo a la pelea territorial.
Por último, permanece la incógnita del peronismo de Scioli. Tanto en Quilmes como en la Provincia, el “sciolismo” mantiene la referencia del ex senador Alberto De Fazio. Hay quienes ven al ex gobernador como el candidato inevitable para la senaduría nacional por la provincia en el 2017, lo que nadie sabe es quienes lo apoyarían en la aventura. La resurrección de Scioli, daría energía a la ola naranja y a todos los que el año pasado no pudieron llegar a la orilla.
Gracias por leer.
Publicado en la edición N° 798 del semanario «El Suburbano».
ante este panorama, la sensación es, el peronismo esta sumergido en la incertidumbre de como arrancar una pelea política de cara al 17, la falta de un liderazgo o mejor dicho la falta de dirigentes que no estén quemados, hace que todos den mas vueltas que daltonico con cubo mágico, la derrota en todos los estamentos políticos, nos hace replantear hoy, que jamas hicimos una verdadera organización y adoctrinamiento, jamas promocionamos cuadros políticos, y nos quedamos con todos aquellos «NOMBRES» referentes que por gracia del destino siguen dando vueltas en el peronismo, asumiendo con total desparpajos que son los únicos MESÍAS salvadores de la política. muchachos hay que actualizar, modernizar, adoctrinar y sobre todo promocionar, el partido justicialista. debemos dejar de ser los morochos choripaneros, y ponernos a la altura de la discusión política, basta de cassetitos. muchas gracias, y como dice el corresponsal,, gracias por leer.
Fariña-Báez mata Panamá papers?? Este tipo de conclusiones sin sentido de comparación desvía el foco de atención de los problemas reales y provoca que se estanque en un debate simplista de «mi candidato es menos malo que el tuyo» es una pena que una nota informativa presente esta dicotomía tan errada e innecesaria.
Estimado, la nota no es informativa, es una editorial de opinión. Gracias por el comentario.
No me sorprende que la respuesta evite el debate central y focalize es datos menores.
Billetera mata galán, esa es la cuestión mi estimado Leonardo Baez.