(Por Christian Skrilec) Algunas ideas al voleo sobre el traspaso de gobierno en la ciudad. Digamos en primer lugar, que públicamente el Intendente Gutiérrez (saliente), manifestó que quiere irse de la mejor manera posible. Por su parte, el intendente Molina (entrante), pidió también públicamente, un traspaso ordenado. Hasta ahí vamos bien, los tipos se reunieron, se sacaron fotos, y todos contentos.
Vale recordar en estos tiempos que los traspasos pueden ser traumáticos, por ejemplo el traspaso Geronés-Villordo (2003), y aún peor, ser vergonzosos, como Villordo-Gutiérrez (2007), en una escribanía y a escondidas. La idea que hoy ronda entre el “saliente” y el “entrante”, es darse la mano, sacarse otra foto, y desearse suerte. Avanzamos un paso.
No obstante, empiezan los problemas, que en general, no los genera el “entrante”, que sólo espera recibir la municipalidad lo mejor posible, ni el “saliente”, que con 64 años, décadas de gremialista de peso en la UOM, y una trayectoria respetable en la política, no quiere pasar a la historia por haberse choreado cuatro ruedas de un camión de servicios públicos. Acá intervienen otros actores: los cuatreros y los obsecuentes.
Que hay cuatreros hay cuatreros, y definimos como tal a aquellos funcionarios o empleados municipales, cuyas tareas en los últimos ocho años se redujeron al manoteo indiscriminado de recursos del estado, de forma legal o ilegal, con latrocinios de guante blanco o arrebatos típicos de punguistas del Once. Nada podemos esperar de esos muchachos, si tenemos un empleado en una delegación municipal que vendía las palas para comprarse birras, no pretenderemos que ahora deje los escobillones atrás de la puerta y las bolsas de residuos en los cajones. Obviamente, cuando el cuatrero es mayor, más grande será el descuido, no me extrañaría que algún secretario de esta gestión o alguno de sus secuaces se lleve el agua de los floreros para después venderla embotellada.
Ahora, también hay otro grupo de funcionarios más serios y comprometidos con Gutiérrez, que están poniendo sus asuntos en orden para la retirada, normalmente son los que apuestan a algún retorno político, o tienen una trayectoria que cuidar. Un ejemplo es el área de Desarrollo Social, que ya tendió puentes con la gente de CAMBIEMOS para que se hagan cargo cuando gusten, todo lo que hay está en su lugar, y lo que hacen hoy habrá que seguir haciéndolo mañana, porque el área social así lo requiere.
Por otro lado, mencioné a los obsecuentes, que están en todos los gobiernos, y creen que la delación y la denuncia son una de las formas inequívocas de ganar puntos. Citando a un amigo mío, “el problema con los feladores compulsivos es que siempre terminan mordiéndote”. No está mal observar una irregularidad en el gobierno saliente y denunciarla para que el gobierno entrante tome nota y evite un problema que explotará en algunas semanas, el caso de la recategorización de empleados, absolutamente comprobado, es un ejemplo. Ahora bien, afirmar que se está desmantelando el Centro de Formación Profesional Jaramillo, cuando en realidad le estaban proveyendo energía alternativa para las máquinas con las que estudian los cursantes, o denunciar la destrucción de documentos públicos sin asidero, es digno de una mordida.
Por supuesto que en todo esto hay responsabilidades. Al “saliente”, hay que pedirle que refuerce los controles sobre los amigos de lo ajeno, no será fácil, porque los dejó descontrolarse durante demasiado tiempo. Y al “entrante”, hay que pedirle que empiece a designar tipos responsables para auditar, inventariar y organizar el traspaso de algunas áreas sensibles, entiendo que esto tampoco es fácil, hasta un cagatintas como el que escribe, sospecharía que si el “entrante” designa a fulano para controlar el CILQUI, ese fulano puede convertirse en el responsable futuro de la recolección de residuos. Posiblemente la situación política no se lo permita hacer antes de la elección presidencial.
En fin, un poco más de responsabilidad y compromiso, un poco menos de obsecuencia y afano, y tal vez lleguemos a un traspaso ordenado, democrático, y con una linda foto entre intendentes.
Gracias por leer.