(Por Christian Skrilec)
En horas, el grueso del peronismo bonaerense se verá las caras. La totalidad de la concurrencia no está garantizada, las ausencias son señales de ruptura. Todos deberían recordar que en el peronismo, más que en otros espacios, los lugares se disputan, se ocupan o se pierden.
La idea del “axelismo” que postula un liderazgo nacional de la expresidenta Cristina Kirchner y un liderazgo bonaerense del gobernador Kicillof, choca contra una realidad inexpugnable: en la actualidad, la potencia electoral del peronismo se reduce a la provincia de Buenos Aires, fundamentalmente a la tercera y primera secciones electorales (en ese orden). Liderar la provincia es liderar la nación.
Esa concentración de poder bonaerense fue uno de los principales vectores que provocó una fragmentación en el peronismo nacional, que en este tiempo podría profundizarse. El antecedente cismático es de este siglo, Néstor Kirchner llega al poder montado exclusivamente en la Provincia de Buenos Aires de Duhalde.
Los gobernadores peronistas han protegido su poder territorial a fuerza de desdoblamientos electorales (los cargos provinciales se votan en distinta fecha que los cargos nacionales). Esto generó a su vez, lo que podría denominarse la especie del “peronismo autónomo”, cuyo paradigma es el peronismo cordobés. Las consecuencias están a la vista, el electorado de Córdoba ha sido el gran artífice de las derrotas nacionales peronistas.
Hoy, la provincia de Buenos Aires tendrá un desdoblamiento de hecho, los cargos nacionales se elegirán con boleta única de papel, mientras que los cargos provinciales se continuarán eligiendo con la boleta tradicional. Dos boletas, dos urnas, dos actos de votación. Pero si se vota el mismo día, la campaña es una sola y la figura será el candidato que encabece la lista de diputados nacionales, posiblemente, Cristina Kirchner.
Si kicillof decide desdoblar la fecha de la elección bonaerense, será lícito en su búsqueda de liderazgo y tácticamente coherente con su construcción política independiente del liderazgo de Cristina. Pero también será el inicio de una ruptura cuyas consecuencias son difíciles de anticipar.
En el mismo sentido, las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatoria (PASO), están a punto de eliminarse a nivel nacional, lo que arrastraría su eliminación en la Provincia. En todo caso, podrían suspenderse en el ámbito bonaerense, donde ya se presentó un proyecto a tal efecto.
Sin PASO y ante las voluntades de rompimiento, el peronismo tiende a la división de listas seccionales y distritales. Esta división, probablemente sea mayor a la de “cristinistas” y “axelistas”, y se convierta en una invitación a que el Frente Renovador de Sergio Massa e incluso un sector disidente del “kirchnerismo” en general, presenten sus propias listas.
El resultado de esta fragmentación es previsible. En primer lugar, un triunfo de la Libertad Avanza en territorio bonaerense. En segundo lugar, el nacimiento de un peronismo roto sin chances de reparación en el corto plazo.
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