El renunciamiento de Mauricio Macri a una candidatura presidencial, que comienza a ordenar la interna de Juntos por el Cambio, puso la lupa más fuertemente sobre el oficialismo, que a menos de tres meses del cierre de listas no logra mostrar una estrategia conjunta, o peor aún, charlas conducentes que permitan ordenar el caos en el que se encuentra que combina una crisis política con una económica, el peor escenario posible para enfrentar una elección.
La decisión que tomó el líder del PRO generó que el kirchnerismo pidiera que el Presidente, Alberto Fernández, lo imite y finalmente renuncie a la candidatura por la reelección, el mandatario hace oídos sordos. Desde el entorno de Fernández piden lo mismo para la vicepresidenta, con la diferencia que Cristina Kirchner, ya dijo, en dos ocasiones que no será candidata en esta elección, no obstante, habilita el clamor para que cambie de opinión. El 1 de abril habrá un nuevo Plenario de Militancia para “romper la proscripción”, esta vez en Chaco.
La tercera pata de la sociedad que integra la coalición oficialista, Sergio Massa, tampoco está, hoy, en condiciones de lanzarse hacia una carrera electoral. El jefe del Frente Renovador no logró desde el ministerio de Economía llevar alivio al bolsillo del electorado, es más, la inflación, que el tigrense esperaba ronde entre el 3 y el 4 por ciento entre marzo y abril para desde ese ese trampolín catapultarse a la candidatura presidencial, podría superar en marzo el 7 por ciento. A eso se suma un dólar descontrolado que en estos días araña los 400 pesos. Parece difícil presentarlo como un candidato competitivo, aunque algunos aún no lo descartan.
En ese esquema surgen las segundas líneas. Wado De Pedro, y Daniel Scioli, lideran ese escalón. Sin embargo, son candidatos que, coinciden incluso dentro del Frente de Todos, no mueven el amperímetro. Podrían ser, en todo caso, buenos candidatos para “una derrota digna”. Scioli, cuenta además con el rechazo de Máximo Kirchner, que en cada reunión que mantiene marca sus diferencias con el Embajador en Brasil. Wado, con altos niveles de desconocimiento por parte de la población.
Las opciones, entonces, se reducen aún más. La candidatura nacional de Axel Kicillof no está del todo descartada, aunque el gobernador se aferra a la reelección en la provincia de Buenos Aires y haya logrado un gran consenso en respaldo a su candidatura. La decisión final, en su caso, será de Cristina Kirchner.
¿Hay margen para que la vicepresidenta saque de la galera una estrategia disruptiva y exitosa? Parece difícil, pero todavía hay quienes se ilusionan con esa posibilidad. ¿Y si se da por perdida la elección nacional, se puede retener, igual, Buenos Aires, con una candidatura presidencial que tira para abajo? Parece, también, difícil. ¿Existe la posibilidad de ruptura? Algunos temen que sí.
Pero lo más preocupante para el Frente de Todos es que la crisis interna impide, de nuevo, a menos de tres meses del cierre de listas, un diálogo conducente entre los principales dirigentes de la colación, la balacera parece no tener fin, y en ese escenario, menos aún se puede presentar ante el electorado un proyecto de país, propuestas, un rumbo, que genere, al menos, perdida la posibilidad de mostrar resultados actuales, alguna luz de esperanza al final del túnel.