La vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, retornó a «la cuna de la resistencia» para encabezar un plenario de la CTA de los Trabajadores, organizado por Hugo Yasky. También sirvió para mostrar un nuevo acercamiento al ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, hoy alejado del ultra-albertismo que supo ejercer.
El acto se realizó en el predio La Estación bajo el lema “20 de junio. La vigencia de Belgrano. Estado, mercado y precios: producción, trabajo y política social en una Argentina bimonetaria”. El espacio recibió a 1800 delegados gremiales más dirigentes nacionales, provinciales y municipales, entre ellos el gobernador Axel Kicillof e intendentes varios como Mayra Mendoza, Alejo Chornobroff y Fernando Espinoza. La militancia lo vio desde afuera en una pantalla.
Para comenzar, Cristina destacó Avellaneda cómo “una de nuestras casas” y rápidamente desarrolló uno de los puntos de su discurso, “el ataque formidable al concepto de Estado”. En ese sentido, afirmó que en las “tres grandes crisis del Siglo XXI”, la financiera del 2008 “provocada por el mercado”, la del Covid-19 y “la guerra entre Rusia y Ucrania”, fue el Estado “el que salió a hacerse cargo de todo”. “La reducción del Estado solo sirve para quedar bien en un discurso, el mercado debe hacerse cargo de algo”, enfatizó.
Luego, se refirió a la inflación y recalcó que “algunos dicen que la produce el déficit fiscal y entre los países del G20 estamos en el puesto 13, y todos los que tienen mayor déficit como Estados Unidos, Japón o Reino Unido deberían tener inflación como Argentina”. Esto lo explicó acompañado de gráficos. “Otros también hablan de la oferta y la demanda, que hay plata para comprar y la producción no alcanza y por eso suben los precios, pero los números del INDEC no indican que esa sea una causa”, añadió.
“La tercera gran excusa es la presión tributaria, pero Argentina ocupa el tercer puesto en el ranking de países evasores de impuestos y también estamos terceros en formadores de activos en el exterior, es decir en ciudadanos que sacan dólares. Dólares no faltan, la economía argentina produce pero se evaden. Por eso hay que articular entre el Banco Central, el Ministerio de Producción y la AFIP en la aduana, pero eso no estaría sucediendo porque hay un festival de importaciones desde hace tiempo. 600 empresas explican el 75 por ciento de las importaciones, no es tan difícil controlar esto”, enfatizó la vicepresidenta.
En ese sentido, volvió a mandarle un mensaje al presidente: “Si podés hablar con los directivos de Techint, pedile que los 200 millones de dólares que ellos tienen que pagar a sus subsidiarias en Brasil los financien ellos. Estas cosas son usar la lapicera, no hace falta pelearse ni agarrarse de los pelos. Esos son funcionarios que funcionan, que se sienten a discutirles, no hay que agacharles la cabeza”.
Previo al discurso de Cristina, Ferraresi se refirió a la repartición de la riqueza y recordó “un aumento que aplicó Avellaneda a las empresas que concentraban la riqueza para encaminar la matriz económica, y aplicar una distribución de las mismas”. La vicepresidenta retomó esto y le pidió al ministro que lo cuente “en el gabinete nacional para ver si pueden hacer lo mismo y pueden mejorar las cosas”. “Espero que con la llegada de Daniel Scioli y del funcionario de la Aduana (Guillermo Michel) se puedan reencauzar las cosas. La unidad nunca estuvo ni estará en discusión, todos tenemos que hacer el esfuerzo”, afirmó
Para sintetizar, aseguró que “el gran problema de la argentina, la inflación, es producto de la evasión” y que “la crisis inflacionaria es el producto del endeudamiento criminal de los 4 años de macrismo porque para sacar primero tienen que ingresar”. En ese sentido, recalcó que “toda crisis económica tiene un previo endeudamiento y ahí es donde juega la economía bimonetaria, porque cuando faltan los dólares comienza la carrera por la devaluación”. Asimismo, reconoció que tiene “diferencias de la gestión para tratar esto y fundamentalmente para hablar con la sociedad y contarle estas cosas”.
“Los que tienen la sartén por el mango están de fiesta, este es un Estado estúpido, donde no se articula la información del Banco Central, con la de la Comisión Nacional de Valores y con la de la AFIP para desarticular la estafa. Existe el secreto bancario y fiscal, pero todos tienen miedo y no hay voluntad de desarmar esto”, arremetió.
Por otro lado, se refirió al empleo y señaló que “la desocupación está en el siete por ciento pero hay 13 millones de planes sociales”. “Debería haber menos y las políticas sociales no pueden seguir tercerizadas, se que hay cooperativas que trabajan, pero el Estado debe recuperar ese rol, eso no es peronismo, el peronismo es trabajo. Que el Estado recupere el nombre de Perón y Evita, si Evita los viera, mamita”.
Para cerrar, luego de casi dos horas de discurso, la vicepresidenta enfatizó que “para ganar las elecciones y no cambiar nada es mejor quedarse en casa”.