(Por Christian Skrilec)
No te apures, que el título no te haga prejuzgar, no te caigas en la grieta en un tema extremadamente sensible. La vacunación no sólo es un tema esencial sanitariamente hablando, es además una cuestión política y electoral, y esta idea parece poco apelable.
También es inapelable la grosera desprolijidad de vacunar a los “Duhalde” y compañía entre otros “colados” de la política. Pero creer que esa corrupción o corruptela berreta que afectó severamente la credibilidad del Plan Nacional de Vacunación, sea un plan sistemático para privilegiar la vacunación de militantes y funcionarios en la provincia y en la región, es una afirmación a la que hay que mirar de cerca.
Será difícil para el diputado provincial y ex intendente de Varela, Julio Pereyra, explicar que no ejerció algún tipo de privilegios para vacunarse antes de tiempo. Pero no para Juan José Mussi, ¿acaso un intendente de 80 años de edad de un distrito del conurbano no es personal esencial y estratégico? Una situación similar es la de los jueces de la Corte, Luis Genoud e Hilda Kogan, ambos mayores de 70 años e integrantes del máximo tribunal bonaerense, ¿no es debatible su esencialidad en un país y una provincia donde la justicia está en el medio de un torbellino?
Otra cosa son ese puñado de jóvenes veinte o treintañeros que suben a sus redes la foto de su vacunación, probablemente irregular y carente de ética, que logra enardecer a aquellos que tenemos una familia compuesta en buena parte por adultos mayores que todavía no fueron convocados para vacunarse. ¿Pero esto implica que hay filas de “camporitas” y “peroncillos” para darse una aplicación quitándoles la vacuna a los abuelos?
Las denuncias presentadas por la doctora y diputada nacional Mónica Frade implican esa posibilidad. Los procedimientos judiciales ordenados por el Juez Federal Luis Armella que se transformaron en sendos allanamientos en el Hospital del Cruce y el Materno Infantil de Solano, le dan verosimilitud. Pero lo más factible es que la realidad los contradiga. No habrá listas oscuras de pibes militantes vacunándose irregularmente, ni filas de funcionarios, ni planes sistemáticos para robarle la vacuna a los pacientes de riesgo.
Sumados Berazategui, Florencio Varela y Quilmes, se contabilizan al día de la fecha, poco más de 43 mil aplicaciones, sin discriminar entre primera y segunda dosis. ¿Cuántos casos de irregularidad manifiesta conocemos?, ¿cinco, diez?, ¿sospechas que hay más? Multipliquemos por veinte entonces, y llegamos a 100 o 200 casos. No llega al 0,5 por ciento de los vacunados. Ese número, ese porcentaje bajo sospecha, en un conurbano donde la corrupción, los escándalos políticos administrativos y las decisiones feudales tienen antecedentes vergonzantes, es inapelablemente muy poco significativo.
Obviamente que es detestable, amoral y condenable, y tenemos la obligación de señalar a los responsables, sean vacunados o vacunadores que permitieron esa irregularidad. Pero las denuncias de la Doctora Frade y las decisiones del Juez Armella no parecen apuntar a ello, y si a la difusión mediática y al rédito político.
Se denuncia con la misma futilidad y la idéntica escasez de pruebas con la que se invita a beberse un cóctel de cloro para combatir al Covid 19. Se procede judicialmente con el agradecimiento eterno a la Doctora Carrió, referente y mentora política de Frade, quien oportunamente evitó que el Juez Armella enfrentara una probable destitución por irregularidades cometidas en la causa Matanza-Riachuelo, donde empresarios de la localidad de Ranelagh, vecinos del Juez, obtuvieron contrataciones directas multimillonarias.
Entonces volvemos al título, después de lo expuesto y pensándolo con honestidad intelectual, y dejando de lado, como en mi caso, que tengo una madre de 80 años que todavía no recibió la vacuna, ¿no te parece que la denuncia es insignificante?
Gracias por leer.