Con la discusión sobre el aborto instalada nuevamente en la agenda nacional en general y en el Congreso en particular, desde el Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero emitieron una carta abierta el movimiento de mujeres para “ganar las calles” y “garantizar una ley crítica” que sea capaz de dar respuestas a la demanda del sector. Los cuestionamientos al proyecto presentado por el Ejecutivo están centrados en el artículo que aborda la “objeción de conciencia”.
“El Gobierno sacó del proyecto la obligatoriedad que cada institución cuente con al menos un profesional que practique un aborto si llega al lugar. Lo que dice el proyecto es que el médico tiene que garantizar que alguien lo haga y el poder de incidencia de un médico, muchas veces precarizado, es nulo”, expresó en diálogo con El Termómetro la escritora e integrante de ese colectivo, Olga Cristóbal.
En este sentido, remarcó que en los países donde funciona esta limitación “hay problemas graves” y puso como ejemplo lo que sucede en el sur de Italia, donde “es imposible encontrar un médico que practique un aborto por temor a represalias del clero”.
Ante esta situación, remarcaron la necesidad de que ese punto sea modificado ya que “es necesaria una ley que se pueda cumplir” y tenga su correlato en los hechos si el tema llega a ser aprobado.
“Vemos que el sector que se opone a la legalización del aborto está expectante. Creemos que es indispensable un nivel de movilización importante porque creemos que el aborto es un tema de todos”, agregó la intelectual e insistió en que la legalidad del aborto “no obliga a nadie a abortar”
“El derecho a ser mama no es una decisión colectiva de la sociedad, es un derecho individualísimo de cada mujer”, reforzó.
Una vez más y de acuerdo a las expresiones de los sectores que llevan adelante esta lucha, reparó en que “la discusión no es si se aborta o no”, sino que se trata de los lugares y las condiciones en las que se lleva adelante.
Si bien, en líneas generales, todo el ámbito religioso se opone a que avance la iniciativa para la Interrupción Voluntaria del Embarazo, Cristóbal puso el foco en el rol preponderante que tomaron las distintas ramas de la iglesia evangelista.
“La sociedad de las iglesias evangélicas fueron con muchos pronunciamientos mucho más brutales. Muchos piensan que los derechos de las mujeres atacan a la familia y lo más preocupante es que son una fuerza militante inserta en las barriadas”, describió.