Además del impacto económico, la implementación de la cuarentena generó fuertes repercusiones en los hábitos de los argentinos. De acuerdo a un estudio realizado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense, en las últimas semanas aumentaron los niveles entre las personas que beben alcohol, las que fuman y las que ingieren ansiolíticos.
“Producto del aislamiento social se genera un incremento de ansiedad que no resulta disociado entender que dos de cada diez manifestaron hacer incrementado el consumo de sustancias que ya ingería. Lo que surge del estudio es que cuando se pregunta si puede controlar esta situación una vez que finalice la cuarentena, dicen que sí y sabemos que esto es muy difícil de controlar”, expresó en diálogo con El Termómetro el defensor adjunto, Walter Martello.
Según el informe, el consumo de bebidas alcohólicas aumentó un 36,5 %, un 40 por ciento el de cigarrillos y un 10,1 el de psicofármacos. Este es, insistió el funcionario, uno de los puntos más preocupantes.
«Argentina tiene un problema con los psicofármacos, sobre todo por los que consiguen sin receta. Hay un problema anterior que se agrava en estos momentos de cuarentena”, señaló y resaltó las dificultades para ejercer un control sobre la adquisición de este tipo de productos.
En ese sentido, reparó en la necesidad de “profundizar las campañas que se vienen haciendo sobre la salud mental”. “No es fácil, con posterioridad, salir de cualquiera de estas drogas y lo que más me preocupó fue la baja percepción que se tiene del riesgo”, observó.
Por otra parte, si bien por estos días el acceso puede ser más limitado, otra problemática grave está centrada en el alcohol ya que “Argentina es el país que más consume en América Latina.