(por Ezequiel González)
Cuando se formó el Frente de Todos la primera crítica que apareció preguntaba “¿cuánto puede durar?”, era la unión de varios sectores que hasta hacía meses atrás no se dirigían la palabra. “Todos los traidores se van con Massa”, cantaba La Cámpora en los actos. La victoria, la necesidad de gobernar y un discurso con un tono real “si nos peleamos vuelve Macri”, hace que (por ahora) esas diferencias queden en otro plano. Todo eso fue lo que no pasó en Lanús: la derrota, la falta de conducción y la falta de pertenencia real a un espacio, que fue un rejunte electoral y no una colación destinada a gobernar, generaron que el peronismo local implosione. Lanús se muestra como la prueba piloto de lo que puede ser la interna del Frente de todos.
Sí, el Frente de Todos fue un rejunte. Todo lo que olía peronista se metió adentro. Pero las diferencias están. A nivel nacional hoy se puede ver con lo que pasa en Mendoza, donde el peronismo local acompañó la ley pro Mineras y varios sectores que integran el Gobierno criticaron fuertemente, como Pino Solanas, por poner un ejemplo.
Las diferencias son evidentes y en Lanús nunca pudieron despejarse. De entrada, el Frente Renovador había planteado una alianza con el sector de Julián Álvarez, la anunciaban 48 horas antes de la presentación de las listas y querían jugarle la interna a Depetri y Díaz Pérez. “Ganamos seguro”, auguraban. No pasó. Álvarez fue vetado por Máximo Kirchner y Russo no quiso o no pudo pelear por su lugar como candidato a intendente y se contentó con una concejalía.
¿Se veía venir? Sin dudas. Ya en la campaña, cada sector organizaba los actos por separado. Sólo las últimas semanas de cara a las generales Depetri se pegó al presidente del club Lanús en las recorridas. Al PJ no fue nadie. Las otras expresiones hicieron la suya.
El resultado se vio con la derrota yel massimos implosionó la frágil estructura del Frente de Todos. Se negó a un bloque único en el Concejo Deliberante y adelantó que iba a acompañar al oficialismo para que sostenga la presidencia del Legislativo a pesar que, en lo números, la “oposición” es mayoría. La falta de conducción y la ausnecia de poder a nivel regional (a pesar de la representación legislativa) desbarataron cualquier posibilidad. Hubo hasta llamados a Massa para evitar el desguace. No alcanzó. O no importó.
Sin poder contestar quedará la pregunta ¿qué hubiese pasado si ganaba el peronismo? una reflexión anacrónica y sin valor.
El resultado da que hoy el peronismo lanusense está en estado de anarquía. Nadie tiene capacidad de conducción para ordenar a las bases divididas y esparcidas. El Concejo Deliberante da cuenta de esto, mientras que a nivel nacional y provincial se conformó un bloque de Todos, en lanús hay (por ahora) cinco espacios que representan a la alianza peronista. El PJ con el bloque Frente de Todos tiene tres; lo mismo el Frente Renovador; La Cámpora y la gente de Julián Álvarez también tienen tres cada uno, pero estarían en negociaciones para armar algo juntos.Mientras que Gabriel Sandoval sostiene un monobloque. En esta división, sumando a los movimientos sociales con el Evita a la cabeza, está la futura interna que tendrá que afrontar el peronismo lanusense.
Estas diferencias no sólo son locales pero se muestran como un adelantó de lo que podría venir en otros estamentos. Ya pasó en La Plata donde el espacio se había roto en cinco bloques pero hubo presión para poder generar un espacio único. En la Legislatura el Frente Renovador quiso marcar territorio, aspirando a un espacio propio, y terminó diluído por una cuerdo super estructural.El Gabinete de la Provincia se pudo conformar luego de la aparición de Cristina en la negociación. Todos ejemplos de las rispideces que tiene la fuerza en su seno.
Lanús quedó huérfano y a nadie le preocupó ventilar todos los «trapitos sucios». En 2023, cuando se vuelvan a discutir las candidaturas, la ciudad tendrá una historia ya de ocho años de peleas, divisiones y fracturas que dejó al peronismo fuera del poder. Si el Frente de Todos no aprende de los errores del armado de Lanús corre el riesgo de caer en el mismo problema.