(Por Christian Skrilec)
La campaña local comenzó sin turbulencias. A excepción de las siempre polémicas redes sociales, donde las opiniones honestas se mezclan con las operaciones berretas, y las fake news se vuelven objeto de debates agresivos, en la superficie, todo está en calma.
En el cuarto oscuro el vecino de Quilmes encontrará tan sólo cuatro candidatos a intendente: Carla Lacorte por el Frente de Izquierda y Los Trabajadores, Fernando Pérez por Consenso Federal, Mayra Mendoza por el Frente de Todos, y Martiniano Molina por Juntos por el Cambio.
Lo primero que hay que anotar, es que la izquierda no guarda grandes expectativas. Mantiene a sus votantes cautivos pero no pareciera poder sumar a aquellos que en una elección legislativa se dan el gusto de votarlos. Que Carla Lacorte sume alrededor de un 5 o 6 por ciento del total de los votos en octubre, es un porcentaje razonable y ponderable dada la austeridad de su campaña.
Un factor para tener en cuenta pensando en el resultado general de la elección, es la candidatura de Pérez. El diputado provincial no ahorra esfuerzos y arrastra la intrascendencia de Lavagna a lo largo y a lo ancho del distrito. El objetivo de Pérez es superar la barrera del 8,33 por ciento de los votos que se necesitan para obtener una banca en el Concejo Deliberante. Tanto desde el oficialismo como desde el Frente de Todos especulan con la polarización creciente y la consecuente extinción del “lavagnismo”. Pensar que la candidatura de Pérez oscilará entre los 5 y 10 puntos es una especulación lógica.
¿Por qué son importantes los números de Lacorte y Pérez? Porque evidencian que entre las dos fuerzas mayoritarias se repartirán entre el 85 y el 90 por ciento de los votos de los quilmeños. La cifra es abrumadora.
Por su parte, el intendente Martiniano Molina desborda de entusiasmo. El Jefe Comunal no se da por perdido y espera que los astros lo favorezcan. Si bien la gobernadora Vidal está fuera de carrera, el presidente Macri apuesta al milagro de llegar al balotaje. Juntos por el Cambio se apropia de todas las señales para transformarlas en esperanza. La marcha en Belgrano, las elecciones en Mendoza, el debate presidencial o encontrar un trébol de cuatro hojas ayudan para seguir adelante. Aunque nada conspira tanto contra el oficialismo como la realidad económica y social.
Martiniano es optimista por naturaleza, considera que Macri puede mejorar su performance de agosto. También lo entusiasmaron sus presentaciones recientes en Solano y en La Paz, dos barrios adversos al oficialismo. Asimismo, los suyos trabajan sigilosamente en los barrios de la periferia el corte de boleta de la mano de referentes peronistas. Esa estrategia de corte, también manifiesta en las redes sociales, se visibilizará a medida que se acerque la elección y se presentará con contundencia con el reparto de boletas cortadas antes de la elección. El entorno del Intendente se divide en dos, los que consideran que se mejorará la elección de agosto pero que no va alcanzar, y los que se ilusionan con un final cabeza a cabeza en la carrera por el municipio.
En cambio, para Mayra Mendoza no hay ilusión, hay certidumbre. La candidata del Frente de Todos es parte de una boleta que en Quilmes tiene como mínimo una ventaja de 20 puntos porcentuales. Su objetivo es sacar la mayor diferencia de votos posibles y lograr una victoria contundente que avale su gobierno desde el inicio. Mientras tanto se concentra en contener a todo el arco peronista-kirchnerista, en participar en cuanta reunión con vecinos, comerciantes, industriales o representantes de lo que sea que le pongan en agenda, y en simplemente no cometer errores que puedan perjudicarla. El cuidado para que no trascendiera la reciente visita de Alberto Fernández a la IAPI, es un muestra evidente que lo que se pretende es no agitar las aguas, flotando se llega al objetivo.
Pero recordemos, entre Molina y Mendoza van a repartirse entre el 85 y el 90 por ciento de los votos de los quilmeños. La cuantificación de ese reparto es importante tanto desde el plafón político que otorga como desde la cantidad de concejales que se consiguen. No es lo mismo un resultado de 55 a 35 a que las dos listas oscilen entre los 40 y 50 puntos porcentuales.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 948 del semanario “El Suburbano”.