(Por Christian Skrilec)
Es razonable afirmar que el Martiniano Molina actual, supera largamente en capacidad de gestión a aquel Martiniano que asumió en diciembre del 2015. Lo mismo ocurrió con Francisco “Barba” Gutiérrez, que si bien, a diferencia de Martiniano provenía del mundo de la política, tampoco tenía la menor idea del funcionamiento de la administración pública.
Molina llegó del ámbito privado y de ser una figura televisiva, Gutiérrez del sindicalismo y del mundo legislativo. A golpe de vista no pueden compararse, y es cierto, el primero es una figura pública que se hizo famoso cocinando, y el otro un “animal político” con una prestigiosa trayectoria de lucha. Pero la verdad es, que hasta el momento que asumieron como intendentes, nunca gestionaron políticas públicas, ni las proyectaron, ni las administraron.
Esa inexperiencia fue demasiado costosa para el distrito. La comparativa, con cualquiera de los distritos limítrofes en lo que va del siglo, lo deja a Quilmes perdidoso, y valga la analogía futbolística, peleando el descenso. La experiencia mejora las calidades del gobierno, aunque no la garantiza. También aquí hay ejemplos de vecinos. Juan José Mussi en Berazategui fue mejorando en cada sucesivo mandato, mientras que Julio Pereyra empeoró la situación de Varela hasta que fue reemplazado por Andrés Watson, otro experimentado en gestión Pública.
La inexperiencia no justifica los errores, porque esa inexperiencia y desconocimiento debe ser suplantada por un equipo que entienda el funcionamiento del Estado. Los buenos equipos en política se forman de muchas maneras y no hoy receta para conformarlos. El último ejemplo de equipos es Cambiemos, que llenó las administración pública provincial y de distintos municipios con profesionales y emprendedores “exitosos” de la actividad privada, que en su mayoría fracasaron estrepitosamente.
Para que la política estatal funcione tiene que estar compuesta, en su mayoría, por políticos, y un político que se precie tiene ambiciones de todo tipo, que deben ser conducidas, en nuestro caso, por el Intendente. Por temores propios, a los intendentes que nos han tocado en suerte, no les gustan los funcionarios que les hacen sombra, que suelen ser los más capaces. Tanto es así, que en Quilmes, hace más de diez años que se gobierna sin un secretario de Obras Públicas que entienda algo de algo, y con el tiempo, se nota.
Gutiérrez, tardó más de seis años de gobierno en lograr cierta eficacia administrativa y de gestión, pese a tener una secretaría de Hacienda eficiente y conocimiento territorial. Martiniano tardó tres años en darse cuenta que desde el Estado se hace política, y aún hoy no puede superar la burocracia parasitaria que el mismo ha generado.
En un año condicionado por lo electoral, pero con la ventaja que esta discusión nunca llega a los vecinos, sería bueno que los candidatos piensen con quién y cómo quieren gobernar. Sea Molina que ingrese en su segundo mandato, sea un opositor con experiencia u otro con militancia o con ambas características, tendría que tener en cuenta que el costo de aprendizaje de los funcionarios lo paga el vecino y lo sufre el distrito.
Hay áreas que no resisten la improvisación ni el desconocimiento. Sentar en la secretaría de Obras Públicas a hombres o mujeres que el único trayecto que conocen de Quilmes es el tramo de la autopista por la que circulan para llegar, es un disparate. Poner al frente de Desarrollo Social a alguien que no haya caminado los barrios carenciados de la ciudad, que hoy se componen estimativamente de un cuarenta por ciento de la población, es casi una falta de respeto.
Un distrito no se gobierna ni con títulos ni con antecedentes, aunque tampoco se gobierna sólo con militancia. Hay que buscar un equilibrio y ejercer la conducción política que resuelva los problemas del vecino. Y aquí si la palabra vecino toma un carácter esencial. Llenar el Municipio de funcionarios que vienen de otras ciudades, no suele dar resultado, simplemente porque son ajenos. Al no vivir en el distrito, saben que no tendrán que enfrentar el reclamo y la exigencia de los propios, de sus vecinos.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 929 del semanario “El Suburbano”.
Hola me parece muy buen articulo.pero ojo que jorge de vte lopez o grindeti de lanus no fracasaron ni hablar de posse . Pero es verdad la militancia no garantiza el exito sino mirar a la matanza casi 35 de int peronistas y viven en el barro saludo att . Ah y es verdad quilmes es un verdadero basural by
Seguro que la persona que relata todo este comentario es kisnerita. Por Dios dejen de mentir.