Tras la reunión del grupo de Curas en la Opción por los Pobres con legisladores bonaerenses, el padre Félix Gibbs de la Parroquia NuestraSeñora de las Lágrimas de San Francisco Solano se refirió a la crítica situación que atraviesa esa comunidad en particular, así como la provincia en general. Cuestionó las políticas de la administración de Mauricio Macri, reparó en “la quita de derechos a los más vulnerables” y consideró que los tarifazos “están llevando a un calvario a toda la gente”.
“Cada vez es más grave el panorama, vamos hacia un abismo irrefrenable, no vemos una solución en cuanto a la propuesta política, social y económica del país”, señaló el sacerdote en dialogó con El Termómetro, y consideró que se trata de “un genocidio social porque está programado para quitar la vida a la gente en cuentagotas”
En un tono muy duro contra el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal, objetó las medidas que ambos mandatarios disponen desde que asumieron en su cargo y los acusó por “despojar de recursos al Estado”.
“El que tiene posibilidad no necesita del Estado, pero hay muchos que si no tienen al Estado que los acompañe, no pueden vivir incluidos (…) No todos cabemos en la misma mesa, hay diez millones que sobramos y vamos a tener que corrernos de la escena”.
De la misma manera, opinó que las decisiones instrumentadas no sólo van en contra de los sectores más desfavorecidos, sino que las consecuencias se hacen extensivas al resto de la sociedad.
“La clase media ya está en el horno también y esta gente no lo entiende porque no tiene empatía, porque lo suyo fue nacer en cuna rica y no sabe lo que es la calle, no conocen”, sentenció.
Más allá de las circunstancias de cada familia, el clérigo agregó que las complicaciones económicas se trasladaron a todos los planos, lo cual se evidencia “en el deterioro de la vida de la gente” y el consecuente “aumento de la violencia entre los vecinos”.
“Se ha desorganizado la vida y, cuando pasa eso, viene el caos”, manifestó.
En cuanto a su comunidad, relató que aumentó la cantidad de personas que asisten a los comedores comunitarios, ya que además de los niños ahora también concurren “adultos que son mamás y papás”.
“Son escenas tristes y tan humillantes. Los padres están en silencio, con culpa y vergüenza porque no le puede dar la comida en su casa”, describió.
Frente a esto, mencionó que -además de la labor social- en su rol religioso apunta a trabajar en la autoestima porque “como pueblo pobre lo que nos pasa es que la autoestima está mancillada desde que uno nace”.
«Uno nacen estrellas y otros estrellados, algunos compran esa condición, por eso trabajo mucho en lo valioso que es cada persona. Las categorías de reino no pasan por las categorías del capitalismo», concluyó.