(Por Christian Skrilec)
En la tapa de su edición de la semana pasada, este medio publicó acertadamente que todos jugaban para Martiniano. El cierre de listas evidenció el poder de la lapicera del Intendente y desnudó el conflicto en el resto de los sectores políticos. Sin embargo, pese a que en el primer paso en la carrera electoral sacó ventaja el oficialismo, los obstáculos de cara octubre no son pocos.
El primer estorbo lo exhibe el armado de la lista, pero se atenúa porque la oposición ha cometido el mismo error, o al menos utilizado la misma receta: los candidatos en condiciones de ocupar una banca en el Concejo Deliberante están referenciados con los centros de la ciudad. El corte territorial puede hacerse desde el río hasta las vías o hasta Avenida La Plata, es un corte simbólico y aproximado, pero demuestra que a la periferia no se la tiene en cuenta a la hora de la representación política. Es cierto que hay candidatos con reconocido trabajo territorial, pero la mayoría de los que está en condiciones de entrar al HCD hace mucho que no se embarra el calzado.
Otra limitación es la nacionalización de la contienda electoral. Más allá de las infinitas encuestas que leeremos hasta las primarias de agosto, nadie puede garantizar a ciencia cierta cuantos votos podrán arrastrar las boletas de Cristina, Massa o Randazzo, ni cuál será el nivel de corte en el ámbito local. Si bien es verdad que el tendal de heridos que dejó la confección de las listas de la oposición provocará un importante pase de facturas, el acercamiento al oficialismo se limitará a las figuras y a los aparatos, que necesitan recibir un poco de calor antes de quedarse a la intemperie. Además, el oficialismo tiene que mensurar que la ruptura con el aparato radical y los peronistas de Cambiemos puede traer sus consecuencias. No hay que olvidar que Martiniano apuesta al corte, y se espera que en Quilmes, y en menor medida en Lanús, el oficialismo se alce con un triunfo, siendo las excepciones de una tercera sección claramente opositora.
Debido a la nacionalización de la campaña, todos los gobiernos locales de Cambiemos, incluso la gestión bonaerense de María Eugenia Vidal, comparten el problema de la economía. El plan del gobierno sigue teniendo más perjudicados que beneficiados, y aunque se presupone que el esquema no cambiará demasiado en los próximos cien días, el lento deterioro de las finanzas familiares parece más probable que una milagrosa primavera económica.
Pero el tema central es si Martiniano podrá aprovechar en estos cien días para superar sus propios impedimentos, o las dificultades que genera su gestión. Un gobierno que fundamenta su campaña en un fabuloso plan de obras necesita inauguraciones, al menos parciales. Nadie duda que se está trabajando en la infraestructura de la ciudad de manera constante y seria, pero ese desprolijo obrador en el que se ha convertido buena parte de Quilmes todavía no muestra resultados que le faciliten la vida al vecino. El mal humor cotidiano que provocan los infinitos cortes de tránsito y la falta de planificación adecuada de las obras, colabora en exponer otras flaquezas de la gestión que en la actualidad se tapan con pavimento y la imagen positiva de Martiniano.
Pero sin dudas el mayor flanco electoral del gobierno es la inseguridad, o la ineficiente política llevada adelante para combatirla. Aquí es donde la excusa también se vuelve un problema, porque responsabilizar a la Provincia por la ineficacia la lucha contra el delito no es posible. La Gobernadora combate a las mafias y el ministro de Seguridad sale por la TV explicando secuestros de centenares de kilos de drogas sin ningún detenido, pero la copiosa publicidad es insuficiente para la gente de Barrio Parque Bernal, Quilmes oeste, La Paz, o cualquiera de las zonas de la ciudad donde se vive con miedo. El reclamo es fuerte y pareciera que nadie es capaz de oírlo desde las oficinas municipales. La bonaerense se burla del poder político local, la policía comunal está perdida o inutilizada, y los cambios permanentes en el área la tienen prácticamente paralizada. Las experiencias electorales recientes, nos demuestran que también se vota motivado por el miedo.
Gracias por leer.
*Publicado en la edición Nro. 850 del semanario “El Suburbano”.