Trabajadores Municipales de Avellaneda protagonizaron un escándalo en el palacio municipal al destrozar la oficina de personal. Ferraresi habló de “patotas” y el titular del STMA, Hernán Doval, aseguró que los trabajadores reaccionaron a los “aprietes y cesantías”. Los hechos se dan en medio de una guerra que mantiene el Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda (STMA) con el gobierno que conduce Jorge Ferraresi.
A través de un comunicado oficial, desde el municipio afirmaron que “Con chalecos de uno de los tres gremios que representan a los trabajadores municipales, irrumpieron en la Subsecretaría de Gobierno, rompieron computadoras, escritorios y elementos de oficina. Arrojaron volantes con consignas sindicales e intimidaron a los trabajadores que se encontraban cumpliendo su labor”.
Oficialmente relataron que “un grupo de personas que portaban indumentaria del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda (STMA) accedieron a la sede municipal de Güemes 835 y tras dirigirse a la oficina de la Subsecretaría de Gobierno, mientras los empleados municipales se encontraban cumpliendo sus funciones, realizaron un “escrache”. Este grupo violento partió un escritorio, provocando la caída al suelo de las computadoras y su consecuente destrucción absoluta. Luego arrojaron elementos de trabajo de la oficina y efectos personales de los trabajadores, además de desparramar volantes con amenazas en el lugar. Rápidamente, el personal policial que presta servicio en el edificio municipal se hizo presente en el lugar y los violentos se retiraron tras entablar fuertes discusiones con los efectivos de la fuerza pública y proferir insultos al personal municipal que realizaba sus tareas habituales” e informaron que en el hecho interviene la Jefatura Distrital de Avellaneda, quien realiza la investigación correspondiente para identificar a los que llevaron adelante la agresión.
El titular del STMA, Hernán Doval, luego de los incidentes aseguró que los trabajadores respondieron a los aprietes y cesantías que se dan en la oficina de personal y tuvo palabras muy duras comparándola con la ESMA, ya que funciona como “mesa de tortura del patrón”, además desmiente que se haya tratado de una patota, como lo señaló Ferraresi.