(Por Christian Skrilec)
Transparencia
Primero fue la auditoria, después la presentación de denuncias en la Justicia, después el llamamiento a los vecinos para que graben, filmen, y denuncien intentos de coimas y sobornos en nombre del Municipio de Quilmes. Este es el discurso de la trasparencia y su acción consecuente. Sui generis si se quiere, e incompleto tal vez, pero también es una forma de decir “nosotros somos distintos”, no venimos a afanar, y vamos a denunciar al que lo haga y al que lo hizo.
Pero en todo grupo humano hay amigos de lo ajeno. Los denunciadores siempre se vuelven pasibles de denuncias. En las áreas sensibles del gobierno Municipal, como Hacienda o Compras, se exige hermetismo, se niega la información, se esconden los trámites, se guardan los expedientes como si ocultaran el mapa del tesoro. Mientras tanto, donde creen que nadie los ve, funcionarios de primera línea charlan amigablemente con empresarios que se convierten en proveedores municipales.
Máximo K y el espanta peronistas
Sigue sin estar clara la estrategia del “cristinismo”: ¿hay un armado político defensivo frente al avance judicial contra sus máximas figuras, o hay un armado ofensivo de cara a reconquistar el poder a partir de las próximas elecciones?, ¿hay Pacto Ciudadano con todos los que se pueda adentro del paquete, sean peronistas, comunistas, pejotistas, traidores, leales y el que pase por la puerta?, o hay simplemente “kirchnerismo” puro y duro con una seria afección de autismo político. En la respuesta está la diferencia entre pelear la elección a senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires e impulsar a toda la ristra de candidatos, o aspirar a colar un par de concejales en los distritos y algún que otro diputado.
Máximo Kirchner estuvo en Quilmes. Elogió a su padre, Néstor, y también se acordó de su madre, Cristina. La visita fue sorpresa y la convocatoria apenas aceptable, ni una sobredosis de vodka te puede hacer contar más de 500 concurrentes. El orador original era Sabbattela, o más conocido como el “espanta-peronistas”, si Aníbal Fernández no era capaz de arrastrar votos como candidato a gobernador, Sabbattela no consigue votos ni arrastrándose.
Por los deliverys
El gobierno comunal decidió que era tiempo de regularizar la situación de los deliverys. Muy al estilo “conurba”, las motitos circulan en su mayoría sin luces y en gran parte sin patente, papeles, y a veces ni siquiera frenos. Por su parte, los conductores no tienen casco, ni pechera, ni identificación. La Secretaría de Movilidad Urbana tiene en su poder más de ocho mil motos secuestradas, y nadie sabe cómo deshacerse de ellas, entre otras cosas, porque el tiempo de la rapiña de repuestos es muy lento frente al volumen de secuestros en cada operativo de tránsito.
“Hay que ordenar”, dijeron. Así que advertirán a los comercios que utilicen delíverys sobre la futura regularización. Se enviará un proyecto de ordenanza, y sólo Dios puede saber cómo se aplicará. De más está decir que la abrumadora mayoría de los motoqueros labura en negro por un básico miserable y la propina. Si ellos solos tiene que financiar la regularización, se vuelven desocupados.
Parece que lo que indignó al gobierno, es que encontraron a un delivery que transportaba droga en las puertas del selecto barrio Nuevo Quilmes. No sé porque la sorpresa, la inflación y el ajuste también llegaron a las sustancias prohibidas, y es uno de los pocos barrios donde la gente todavía puede comprarlas.
Los tiempos del PRO
En un principio, en épocas de las múltiples asunciones de CAMBIEMOS, calificados voceros PRO aventuraban sus descripciones de la realidad económica en tiempos bimestrales: “Vamos a tener un bimestre de ajuste, uno de recuperación, y el tercer bimestre va a estar encaminado”. Los bimestres se transformaron en trimestres, los trimestres en semestres, y como si esto fuera poco, el presidente Macri afirmó ante los polleros de Cresta Roja, y online para todo el país, que “dentro de un año vamos a ver los frutos de lo que estamos haciendo ahora”. Es sabido que los frutos, no aguantan un año ni siquiera en el frezzer.
Gracias por leer.
Publicado en la edición N° 801 del semanario «El Suburbano».