(por Ezequiel González)
-¿Por qué tuviste la necesidad de contar la historia de Lanús?
-Creo que es por el cariño y amor que uno siente por el lugar en que vive. Yo a Lanús lo amo.
La excusa, si es que se necesitaba, fue la salida de su nuevo libro, el octavo, el cuarto en que narra la historia del distrito. Pero podría haber sido cualquier otra, los 40 años del Lanusazo, que se cumplieron días atrás, y del cual fue parte; la actualidad política del distrito que sigue fervorosamente; la interna en el peronismo lanusense que arrastra más de una década sin victorias en los comicios locales. Periodista, historiador, militante político de base, Omar Dalponte dialogó con El Termómetro de su vida, de Lanús y del peronismo, que cómo él dice «nacieron juntos y son historias que corren paralelas».
A sus 84 años vive en un pequeño departamento de la calle Salta, en Lanús este. Su barrio de toda la vida. Militante político desde los 18 años decidió acercarse al peronismo después de los fusilamientos del ’56, entre los que se encontraban los lanusenses Albino Yrigoyen, José Costales, Dante Lugo, Osvaldo Alvedro, Emir Joffre, Clemente y Norberto Ros. Fue delegado de FOECYT (Federación de Obreros y Empleados de Correos y Telecomunicaciones), «siempre en la oposición, nunca gané», aclara; participó así de la CTA de los Trabajadores en los ’60s; fue un ferviente opositor a Manuel Quindimil, histórico baron que gobernó el distrito entre 1983 y el 2007, tanto en la calle como en la pluma de sus notas periodísticas; participó en la organización del Lanusazo, la masiva movilización de más de 10 mil vecinos en contra de la suba del ABL en 1982, durante la dictadura, que terminó con la remoción del intendente de turno y que fue «una de las últimas cachetadas a la dictadura». En los últimos años fue parte de la gestión de Darío Díaz Pérez en el Municipio como director del Museo Histórico Municipal Juan Piñeiro.
Dalponte es historia viva de Lanús. De eso habla en su nuevo libro «De Lanús… y otros sucesos de la historia argentina».
“Lanús es un territorio, sobre el suelo las casas, las fábricas y los edificios, sobre eso algo que se mueve que es la gente. Cada parte de Lanús tiene su identidad y cosas distintas porque Chingolo no es igual a Caraza; Remedios de Escalada no es igual que Gerli; Lanús este no es igual a oeste; y Valentin Alsina no se parece a ninguna otra localidad. En mi caso, el cariño por estas cosas me fue impulsado a conocer cada vez mejor donde vivo. Basado en eso que si pintas tu aldea serás capaz de conocer el mundo. A eso se le suman los compromisos políticos que fue asumiendo a lo largo de mi vida”.
Nacido y criado en el distrito, uno de sus primero recuerdos patentes es del día que se anunció la autonomía municipal. Tenía 7 años y su abueno, Emilio, había llegado a su casa. Junto a su padre Cesar fueron caminando por la calle Oncativo hasta el edificio que hoy ocupa el Concejo Deliberante sobre la calle 9 de Julio.
«Recuerdo que nos fuimos acercando y me dieron un turroncito, fue un episodio conmocionante porque se hablaba mucho en casa y en el barrio. Mi recuerdo es ese, por el estudio uno sabe que en ese balcón, que hoy ya no existe, estaban Farrel, el entonces Coronel Perón, el Ramón Piñero que fue nuestro primer intendente y su esposa, la Gallega como le decían”, cuenta, ese que quizás fue su primer acercamiento a Juan Domingo Perón.
De familia trabajadora los años del peronismo fueron de florecer económico y la llegada de la autollamada «Revolución Libertadora» un punto de alto a las mejoras de la vida cotidiana. Los fusilamientos de 1956 lo marcaron y decidió a meterse en política: «En Lanús nadie iba a esperar que maten gente, que fusilen gente, y eso pasó. Eso a mi y a un grupo de compañeros y amigos del barrio, muchachos que teníamos 18 y 20 años, y que no teníamos vocación política, nos empujó a revelarnos. Así comenzamos a militar en el peronismo”.
“Los fusilamiento conmocionaron a todo el barrio, había una sensación extraña de dolor y tristeza, pero también de sorpresa y alarma, porque era una vida placentera de todos los días y de repente en el año 55 hay bombas en la plaza de mayo ,y en el ’56 semejante matanza», relata y recuerda que en esos días se reunían en un café conocido de Lanús este, El Mariscal. Decidido a militar, junto a sus amigos, comenzaron a moverse en distintos círculos: “Movidos por esos sentimientos nos pusimos en contacto con los peronistas del barrio que eran militantes de verdad y tuvimos acceso a las viejas cocinas peronistas de Lanús. Los sábados a la noche con el cuento de jugar a las cartas y comer una pizza, la muchachada se reunía para conspirar, si se puede decir así”.
En ese entonces era oficial gráfico, trabajaba desde los 12, eso le dio acceso a mucho material para leer durante años. Pero la vida le depararía otra salida. Gracias a su cuñado ingresó al Correo Argentino; allí su vida política cambiaría para seguir atada a lo sindical a través de FOECYT y aclara «siempre en lista opositoras a la conducción (que era gorila), y aunque nunca pude ganarles, aprendí muchísimo”.
La vuelta de Perón y la llegada de Quindimil
Uno de los puntos que ocupa su nuevo libro es la vuelta de Juan Domingo Perón al país después de 17 años de exilio y proscripción. Dalponte fue parte de la militancia lanusense que fue a recibir a su líder político.
«De Lanús convocaron los dos grandes referentes del peronismo de ese momento eran Quindimil y Purita, el propio Manolo siempre decía ‘es Mingo en el este y yo en Alsina’. Fuimos un montón, nos quedamos del otro lado del alambrado a la intemperie con la militancia.
En línea con la vuelta de Perón llegan las elecciones del ’73 y a diferencia de varios dirigentes peronistas del distrito, Dalponte muestra su distancia con la figura de Manuel Quindimil: «Cuando ganó Cámpora en Lanús también ganó el peronismo con Don Manuel Quindimil, que cumplió funciones como intendente entre el año 73 y el 76, que vino la fatídica dictadura. Acá hay algo que no hay que dejar de decir, odios aparte. Todo el mundo se tuvo que ir a su casa la noche del 24 de marzo de 1976, Quindimil no. Estuvo a cargo del gobierno municipal por casi dos meses. Recién ahí se fue a su casa y a la chatarrería que tenía en Alsina. La dictadura tan feroz lo dejó a él dos meses gobernando. Esto es algo que no habla bien de Don Manolo. Él sabía lo que hacía la dictadura y permanecer dos meses en funciones implica una relación», denuncia.
Asimismo, no oculta sus diferencias con la figura del histórico Barón: “La gestión de Quindimil fue mala, fue un intendente conservador. Que alguien me señale una obra de infraestructura grande que haya ocurrido Lanús.
Tuvo un gran aparato que supo crear a su manera que fue su portavoz y supo amplificar de alguna manera».
“Yo lo adversé, qué le importaba a él que yo lo adverse, el tenía poder político y económico. Yo era un pobre periodista de barrio, militante de base que le dije muchas cosas, hasta lo traté de ignorante. A veces exagerando, quizás no tendría que haber dicho algunas cosas que dije y me arrepiento porque no fui justo, pero en la mayoría no. Su acercamiento a la dictadura, el no haber hecho nada en Lanús ¿Culturalmente qué dejó en Lanús? Cuando hablábamos, teníamos una relación respetuosa, le planteaba de hacer alguna cosa cultural y me contestaba ‘no, porque ahí se te llena de zurdos’“, recuerda.
La gesta del Lanusazo
Con el aniversario de los 40 años fresco, Dalponte también recordó las circunstancia que llevaron al Lanusazo, esa enorme movilización social que se levantó contra la municipalidad y la dictadura por el aumento del ABL.
“Ya había pasado Malvinas y nos llega a los oídos que en los barrios había mucho descontento con el ABL, eso más el descontento general con la dictadura y la desazón de Malvinas no daba la sensación que estaban dadas las condiciones para un movimiento. Así empezamos a participar de reuniones en sociedades de fomento y clubes de barrio, al unísono. Hay una discusión fraternal de donde nació el Lanusazo, fue en varios lados”, recuerda sobre los gérmenes del suceso, y pide «ser sinceros y reconocer a quienes hicieron los esfuerzos. Quien tuvo un papel muy importante en la coordinación fue el Partido Comunista de Lanús. Ellos estaban bien organizados y sabían como moverse en el territorio y destaco la figura de Ernesto Parodi, ‘el Pinche’”.
Si bien las fechas están borrosas, señala que fue en la Sociedad de Fomento de Villa Obrera, tiempo antes de noviembre, en la que en una asamblea se acordó un documento en el que llama a concentrarse frente a la municipalidad el 24 de noviembre.
«Cuando llega el 24 salimos caminando de la sociedad de fomento de villa obrera en el camino nos llamó la atención que había gente que salía de la casa y se sumaba; los comerciantes cerraban sus persianas y también se sumaban. En Yrigoyen y 25 de Mayo había una multitud, y por 25 de Mayo había otra columna muy importante. La policía hacía puesto vallas frente a la municipalidad», relata como si estuviese allí y puntualiza sobre lo que detonó la jornada: «Varios fuimos a entregarle el documento a la municipalidad, hablamos con la policía, a (Romualdo) Gregotti lo mejor que se le ocurrió fue no atendernos, entonces salimos, se lo dijimos a la gente y ahí empezó el despelote. Empezamos a cantar el himno, empezaron a empujar las vallas, se empuja a la policía y empieza la represión. La represión fue brutal, pero no hubo muertos”.
La victoria para el pueblo fue política: «Al poco tiempo el idiota de Gregotti se mandó a mudar. El Lanusazo fue una de las últimas cachetadas fuertes que se le dio a la dictadura y logramos echar a un intendente. Con el correr de tiempo los impuestos se acomodaron».
Querer seguir contando
De Lanús… y Otros Sucesos de la Historia Argentina, su último libro cuenta, con mayor detalle, estos sucesos y otros. «Quería seguir contando cosas. Esta vez no quise hacer una cuestión unipersonal sino hace una cuestión variopinta de temas», comenta sobre su idea, así incluyó la historia del distrito, la formación de sus localidades y sus villas (los barrios); plantea un paralelismo entre la creación del partido de Lanús y el peronismo, entiende que «nacieron juntos, son dos historias que corren en paralelo»; cuenta del regreso de Perón a la Argentina en el ’72; Y suma voces para relatar la historia del Club Lanús; el uso y valor del agua en el distrito; la historia argentina contada a través del cine y la historia del Ferrocarril Roca, entre otras.
Escrito durante la pandemia, para Omar también sirvió de cable a tierra: «Comencé a escribirlo en la pandemia con mi mujer muy enferma, quien después falleció. Me servía escribir. Uno nunca se distancia cuando un ser querido está sufriendo, pero me servía».
A los 84 años ya tiene su próximo texto en la cabeza. Empujados por los cambios culturales, buscará contar la historia de grandes mujeres de la historia lanusense.