La Cámara de Diputados de la Provincia no sesionó en lo que va del año. Recién ayer el peronismo se puso de acuerdo para terminar de confirmar las comisiones de trabajo, sin embargo lo que tiene paralizada la Legislatura es la intensa interna de Juntos. Sin un interlocutor único, Néstor Grindetti hacía de puente con el ejecutivo bonaerense, sin embargo se habría corrido de ese lugar porque el resto de la fuerza no acompaña los acuerdos a los que logran. «Nos corren el arco», se quejan desde el círculo del Intendente de Lanús, mientras que algunos rabiosos amarillos piden «dejar de votarle todo al Gobernador».
Las diferencias en Juntos viene de larga data. Ya en diciembre había sido incendiaria la discusión por las autoridades de bloque y los lugares que le tocaba al espacio en ambas cámaras. Y los nombramientos que corresponden a la oposición en distintos organismos como el BAPRO y la Defensoría del Pueblo todavía no se definieron y quedaron en el aire, son temas que el Frente de Todos sigue usando para negociar cada norma importante que tiene que pasar por Diputados donde no tiene los votos.
En la ausencia de un referente único a nivel provincial, y en búsqueda de evitar la multiplicidad de actores, el intendente de Lanús y referente de la tercera sección, Néstor Grindetti se había instalado como el nexo con el Ejecutivo provincial. Ese lugar se reforzó con la llegada de Martín Insaurralde a la jefatura de Gabinete con quien mantiene una muy buena relación. El lomense ya manejaba la cámara baja a través de Federico Otermín pero sumó un nuevo espacio de poder y negociación.
El punto inflexión en la reunión de ayer fue el cambio a la ley que modificó el sistema previsional de los trabajadores del Banco Provincia. Como parte de un acuerdo macro que le permitiría, finalmente, a la oposición nombrar los tres representantes en el Grupo BAPRO (algo pendiente desde 2019 y que el Gobierno utiliza como moneda de cambio de forma corriente), el lanusense llevó este tema con apoyo del presidente de bloque y de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, pero se encontraron con una férrea oposición del resto de la coalición que sostienen que el cambio en la jubilación fue una bandera de la gestión de Cambiemos en la Provincia.
«Néstor va a negociar con un acuerdo de la mesa y después nos corren el arco. Así es imposible la representación», contaron a El Termómetro desde el círculo íntimo de Grindetti. Así se paraliza la discusión legislativa. Juntos tiene la mayoría en la Cámara baja pero no una posición única en cada tema y explota cada vez que muestran diferencias.
Del otro lado hay un sector con una rabiosa posición «amarilla» que busca marcar una clara línea con la gestión de Kicillof y desde donde aseguran están «cansado que le aprueben todo al Gobernador». La queja está centrada en la imposibilidad que tiene quienes negocian para Juntos de imponer la posición de fuerza cuando el oficialismo no tiene los votos para aprobar nada. «Con los tres nombramientos en el BAPRO nos corren desde 2019, lo usaron como moneda de cambio para que aprobemos el FIM, pero no salió, todavía no votamos los adjuntos de la Defensoría que se la regalamos sin discusión al oficialismo», se quejaban.
El sector más radical de la oposición hoy representa a sectores duros del PRO que acompañan a Diego Santilli en la Provincia y a la Coalición Cívica que ya había manifestado sus diferencias cuando Juntos acompañó la modificación en la ley de reelecciones para darles un periodo más a los Intendentes.
De fondo está la discusión por la candidatura a Gobernador en 2023. A nivel nacional creen que la elección está «casi» ganada, pero en la Provincia aparecen varios nombres del PRO que se posicionan, Santilli y Grindetti son dos de ellos, que no terminan de coordinar una agenda común. Por eso, la semana pasada se reunieron junto con Julio Garro, con Horacio Rodríguez Larreta quien les pidió bajar la intensidad de la interna, pero en las discusiones de fondos no llegan a esos consensos.