por Laura Capacete, Integrante del colectivo “X mi barrio sin edificios”
“Por todo y a pesar de todo,
mi amor yo quiero vivir en vos”
M.H. Walsh.
Nací y vivo en Lanús, barrio al cual, tal vez por mi genealogía le guardo afecto: mi tatarabuelo llegó en 1880 e hizo una quinta en el lugar en que construí mi casa, tal vez por ser este el lugar en que mis hijos y nietos se criaron.
Nuestra identidad se construye con múltiples anclajes, uno es la pertenencia al territorio que habitamos: somos lanusenses, somos argentinos, más allá de los sentimientos encontrados que a veces dichas filiaciones nos despiertan.
Quiero a mi barrio, sé que no tenemos buena fama, el video reciente en el cual un lanusense explica que no siente miedo por habitar Ucrania, porque nació por estos pagos, lo grafica. Quiero a mi barrio, a pesar de lo crónicamente deficitario de sus servicios; hace décadas cuando jugaba Lanús al futbol, los contrincantes nos cantaban “Lanús, Lanús, que lindo que es Lanús, de día no tienen agua, de noche no tienen luz”. Reconozco que en las últimas décadas algunos servicios mejoraron, pero temo que en breve, algún memorioso pueda reiterar dicho canto para “gastarnos”.
Explico mi temor: durante el año 2021, de pronto mi barrio -Lanús este- cambiaba su fisonomía, sorpresivamente aparecían construcciones de edificios en altura, cuestión que creíamos imposible porque no contamos con servicios de cloacas, sumado a tener la napa a menos de 1 metro de profundidad.
Mis vecinos azorados multiplicaban sus quejas y su enojo, en enunciados que aludían a lo inevitable, sentían impotencia y resignación. Así lo explicaban “es que los que construyen tienen mucho poder, no se puede hacer nada”, o bien “cuando ponen tanta plata hacen los que quieren”, “yo una vez me quejé en el municipio, pero no pasó nada”.
Otro grupo de vecinos, pensábamos que algo se podía hacer, y nos autoconvocamos; quienes conformamos el grupo inicial tenemos en común, el cariño por el barrio y la edad (alrededor de 60 años). Si habíamos imaginado siendo jóvenes cambiar el mundo para hacerlo más justo, cómo no íbamos a poder modificar una ordenanza municipal.
Nos propusimos difundir la problemática: juntamos firmas, pusimos pasacalles, participamos en medios radiales y gráficos de la zona; paralelamente buscamos y analizamos la ordenanza (1) que autorizaba el despropósito de construir en altura en zonas sin cloacas. Nos enteramos que esto último, está prohibido por las leyes provinciales (2). Como simples vecinos, nuestro saber es acotado, por lo cual decidimos asesorarnos por quienes, desde medios académicos estudian urbanismo, aprendimos mucho, conocimos nueva terminología “extractivismo urbano”, “gentrificación”, etc. Ampliamos la mirada al conocer teorías que daban cuenta de nuestro problema particular.
Para modificar la ordenanza antes citada, era necesario hablar con los concejales del municipio, fue así que nos reunimos con miembros de todos los bloques, nos escucharon y varios se interesaron en acompañar nuestro pedido.
En este recorrido, para nuestra sorpresa, se contactaron vecinos de otros barrios, Remedios de Escalada, Lanús Oeste, Valentín Alsina que, aún contando con servicios cloacales, su calidad de vida había desmejorado a partir de la construcción de edificios en sus barrios. Algunos se quejan porque en su zona ha disminuido la presión de agua, otros por sufrir cortes de luz permanentemente, otros por las quebraduras de sus casas -colaterales a la construcción en altura-, o por el aumento de la contaminación sonora, o por la pérdida patrimonial, o por la pérdida de la intimidad. Lo anterior es una síntesis de sus quejas, el enojo es mucho. Podíamos inferir de estos relatos, que se había construido en altura, sin haber hecho estudios de impacto ambiental (3), lo que hubiese anticipado y evitado los múltiples problemas que relatan y padecen.
El contacto con los vecinos de otras zonas, nos hizo pensar que, ya no se trataba de un problema particular de nuestra zona – construir en altura y sin cloacas-, sino que afectaba a un número considerable de habitantes de este municipio.
Recalculamos, y nos fijamos un objetivo de mayor alcance: que Lanús cuente con una planificación urbana que delimite zonas de casas bajas, espacios verdes, zonas industriales, y edificios en altura; planificación que contemple, tanto la participación de los vecinos en el diseño de su propio hábitat, como un estudio del impacto ambiental previo para no afectar la calidad de vida. Esto último requisito, común en otros municipios, no está contemplado en el nuestro. Ya vimos las consecuencias.
Tenemos esperanza, apostamos a que los concejales y otros funcionarios del ejecutivo, que sientan afecto por el barrio y por su gente, modifiquen la ordenanza – que parece redactada (1) Ordenanza 12741/ 18 (2) Ley 8912/ 77 texto ordenado por decreto 3389/ 87 3 Estudio de suelos y factibilidad de los servicios otorgados por Aysa, Metrogas y Edesur por inversionistas inmobiliarios-, y formulen una planificación urbana para que Lanús sea un lugar vivible. Si esto no ocurre, a los problemas actuales, se va a sumar una catástrofe futura.
Nuestro recorrido, como vecinos autoconvocados, recién se inicia, por ahora el mayor logro es habernos puesto en movimiento, armar una red, generar vínculos de confianza y afecto, entre quienes tenemos un objetivo en común. Pudimos superar la queja individual para formular una protesta colectiva, protesta plasmada en estrategias que nos permitan decidir en el espacio que queremos y tenemos derecho a habitar.
Más adelante, les contaremos como sigue esta historia, que depende, tanto de seguir organizándonos, como de que las decisiones de los concejales y el ejecutivo favorezcan o perjudiquen el hábitat en el cual, a pesar de todo, decidimos vivir.
Resumen perfecto de lo que somos, sentimos y queremos los que vivimos en Lanus!
Buenísimo Laura. Somos muchos los que nos identificamos con tu opinión. Necesitamos una planificación urbana digna que nos contemple a todos.
Gracias por tu claridad y por tus sentimientos.
Excelente la nota expresa la pertenencia y el derecho a como uno quiere vivir