La Coalición Cívica, espacio que conduce Elisa Carrió, designó en el tercer lugar de la lista de concejales en Quilmes a Walter “Coquito” Fernández, ex ladero de Marcelo Mallo. El nombre de Fernández fue propuesto por la diputada nacional Mónica Frade, y en principio no habría recibido objeciones por los referentes locales que acompañan la candidatura de Diego Santilli.
La particularidad del caso, más allá de los peculiares antecedentes de Fernández, es que tanto Carrió y especialmente la Doctora Mónica Frade en el ámbito del conurbano, fueron denunciantes seriales de este tipo de personajes que ahora proponen como candidato propio.
La vinculación de “Coquito” Fernández con el extitular de Hinchadas Unidas Argentinas es inapelable. El mote de “ladero” o “culata” en los ámbitos barriales es habitual para describirlo, aunque los más refinados pueden calificarlo como alguien que hacía las veces de secretario privado de Marcelo Mallo.
Para entender la magnitud de esta vinculación, que implicaba no sólo una relación personal y económica, puede mencionarse como anécdota saliente la excursión de Mallo y Fernández a la Provincia de Santa Cruz, para oficiar como “elementos de seguridad” de la gobernadora Alicia Kirchner.
La pregunta esencial, es cómo llegó Fernández a convertirse rn el candidato de la Coalición Cívica en Quilmes. La vinculación entre Fernández y Frade pude explicarse por Carlos “Carlitos” Rossi.
Rossi, de estrecha relación con la diputada Frade, mantiene una amistad con Fernández desde hace décadas, que comenzó cuando Rossi era empleado en el afamado local “Pipa Sport” de San Francisco Solano. Las carreras de Rossi y Fernández serían parte de un buen argumento para una serie, pero lo principal es recordar que Carlos Rossi, fue el operador político con la Policía y el Servicio Penitenciario bonaerenses mientras el recordado Ariel Bucich ejerció el cargo de Director Provincial de Derechos Humanos, todo bajo el paraguas de Aníbal Fernández. Esa situación, que se dio hace veinte años, le permitió a Rossi construir relaciones que perduraron en el tiempo y que sirvieron para estrechar más su vínculo con “Coquito” Fernández.
La posibilidad que Rossi vinculara a Fernández con Frade para que el actual candidato a concejal le proveyera información de las andanzas de Marcelo Mallo parece más evidente que circunstancial.
Tanto es así, que tras la detención de Marcelo Mallo y aún más desde su posterior liberación, Fernández temió por su vida. Esto lo admiten sin sutilezas los vecinos y habitués del Club “El Inca” de Solano, del que Fernández y su familia son vecinos y habitués.
Las anécdotas se multiplican, pero todos recuerdan que en plena tensión entre partidarios de Mallo y Fernández, el hermano de “Coquito”, conocido en el barrio como “el loco Harry”, se apersonó en las instalaciones del Inca con una escopeta recortada para amedrentar a quienes acusaban de delator a Fernández. En la misma época, el conocido local político que Mallo tenía sobre la Avenida Donato Álvarez, apareció con varios impactos de bala en la persiana.
Naturalmente, el tiempo pasa, y muchos de los actores que protagonizaron estos hechos cambiaron de vida, están fallecidos o detenidos. Los antecedentes de “Coquito” Fernández son reales, como su detención, proceso y condena por el robo a mano armada a una estación de servicio, que implicó una estadía en la cárcel, aunque también ese hecho prescribió, y la Coalición Cívica está en su derecho de proponerlo como candidato. Es más, “Coquito” Fernández tiene una larga trayectoria de colaborar con la política, y en la elección del 2019 lo hizo con el “lavagnismo”.
La especulación en redes sociales o mentideros políticos, respecto a sí la candidatura de es un pago por la información brindada oportunamente o un premio a su militancia reciente en la Coalición Cívica, es algo que deberán explicar los referentes del espacio, sea la diputada Mónica Frade o la mismísima doctora Elisa Carrió.