(Por Christian Skrilec)
Un semestre en la Nación
Hablan de semestres. El diez de junio se cumple el primer semestre de gestión, un octavo del período de gobierno. No saques el paraguas ante la inminente lluvia de dólares, no la habrá. Tampoco habrá recuperación milagrosa de la economía, ni boom de consumo, ni nada que te anime a quemar tus ahorros en algún gusto caro o invertir en un proyecto arriesgado. Posiblemente estemos mejor, o al menos me aventuro a decir, que partiendo de un rudimentario análisis que combina acostumbramiento, retracción económica, baja de consumo, disminución inflacionaria, aguinaldo, bicicleta financiera, y sinceramiento de expectativas, que la sociedad se resignará a aceptar su nueva realidad, y esperará a que todo, en algún semestre, mejore.
Un viejo axioma de la política que no siempre se pone en práctica, dice que todas las medidas polémicas, antipopulares y/o cuestionables deben tomarse ni bien se asume el gobierno. El presidente Macri se apegó lo más que pudo al manual. El aumento en las tarifas de servicios, el pago a los holdouts, el fin del cepo cambiario, la eliminación de retenciones al campo, son medidas que en el imaginario PRO implican la normalización del país, y la puesta en marcha de un proyecto exitoso. Esperemos.
Podría hacer un lista negra de hechos que demuestren objetivamente que estamos peor, y estoy convencido que sería difícil de rebatir. Entonces te tiran la excavadora en la Patagonia por la cabeza, y hablan de doce años de “cleptocracia”, y yo eso ni siquiera lo discuto y pienso: “mi casa se estaba incendiando por culpa de unos pirómanos desquiciados, pero no tengo claro si este bombero que dice que vino a rescatarme está tratando de apagar el fuego, o lo está avivando con chorros de nafta”.
Un semestre en la Provincia
Imaginaban que la cosa estaba mal y era difícil, pero la verdad es que el asunto es peor y la solución inviable. La provincia de Buenos Aires es la consecuencia del descalabro de la historia nacional, y no se arregla ni con el esfuerzo, la voluntad, o la sonrisa de spot publicitario que pueda poner la gobernadora Vidal.
La provincia de Buenos Aires necesita reformas económicas. Reclamar la coparticipación que le corresponde es sólo un primer paso, indispensable, pero sólo el comienzo de un camino de reconstrucción. También necesita reformas urgentes en seguridad, educación, y en el sistema de salud, reformas que hasta hoy se perdieron en los discursos de campaña y en anuncios inocuos. En ninguna de las tres áreas se modificó un grado el rumbo de colisión que mantienen hace años.
En este marco, las obras de infraestructura, necesarias, pendientes, y en muchos casos elementales, sólo servirán de maquillaje. Sólo se avizora una reforma electoral, sería pretencioso llamarla reforma política. Pero en fin, María Eugenia, hoy convertida en la nuera ideal de todas las madres de la Provincia, está atrapada en la estrategia nacional y condicionada por un territorio más peligroso que el lejano oeste, y con una preocupante ausencia de pistoleros en su entorno.
Un semestre en Quilmes
Bajo el axioma del orden y la limpieza, condiciones básicas de un chef que se precie para empezar a cocinar un plato complejo, Martiniano Molina también descubre lentamente un mundo de imposibilidades.
Tiene ventajas apreciables sobre otros intendentes de CAMBIEMOS, la primera de ellas es la percepción positiva del vecino, la segunda, la voluntad nacional y provincial de convertirlo en un modelo de intendente PRO a fuerza de obra pública y financiamiento. La primera la sostiene a pesar del derrotero diario, la segunda todavía no aparece en la dimensión necesaria para un distrito muy golpeado.
Tapan los baches y limpian las calles lo mejor que pueden, aunque solamente la temporada de poda los complicó en la vía pública. El resto está en veremos y el pronóstico es reservado, aunque por ahora le alcanza para que la gente le sonría. En el escalón más bajo de la representación ejecutiva, el Intendente también está atrapado por decisiones superiores, pero ni eso, ni la herencia, ni la inexperiencia, alcanzan para excusarte si la taba se pone de culo.
Gracias por leer.
Publicado en la edición N° 803 del semanrio «El Suburbano».
