A menos de 48 horas de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, enviara a la legislatura bonaerense un proyecto de Ley de Góndolas, luego de que el gobierno nacional derogara la propia, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) manifestó su rechazo. Advirtió que “en caso de ser aprobado, perturbará la operatoria de numerosas empresas e incrementará sus costos, con el consiguiente perjuicio para el consumidor final”.
“Desde hace casi 100 años la CAC promueve los principios de iniciativa privada y libertad económica, en el convencimiento de que son esos los valores que generan el progreso, tal como lo deja en claro la experiencia internacional y la propia historia argentina”, arranca el comunicado.
Luego celebra que meses atrás se derogó de la Ley de Góndolas a nivel nacional; y marca que “ahora observa con franca preocupación el proyecto bonaerense”. “La Entidad coincide con diversos objetivos planteados en la iniciativa –como evitar prácticas distorsivas, promover el crecimiento de las pymes o alcanzar precios competitivos–, pero considera que la herramienta propuesta es no solo incorrecta sino incluso contraproducente: la excesiva injerencia en las relaciones comerciales más temprano que tarde deriva en escasez de productos y/o suba de precios, perjudicando a empresas y consumidores”, asegura.
Para la CAC “el proyecto vulnera la libertad de comercio consagrada en la Constitución Nacional: si bien no es un derecho absoluto, resulta abusivo que mediante una ley se impongan condiciones de comercialización para solamente algunos de los actores que participan en las relaciones de consumo masivo”.
“Nuestro país tiene un largo historial en políticas que, amparadas en fines loables, acaban por generar un severo daño. Las omnipresentes y excesivas regulaciones que se han ido estableciendo en Argentina –algunas con una complejidad tal que las hace virtualmente impracticables– representan un severo lastre para las pequeñas, medianas y grandes empresas afectadas, que limita sus posibilidades de crecimiento y, en no pocos casos, acaba por poner en riesgo su viabilidad”, sostiene.
Finalmente cierra: “Huelga decir que lo anterior tiene un correlato adverso en el campo laboral, como así también en los indicadores sociales: sin un sector privado pujante no es posible crear empleo genuino ni generar la riqueza necesaria para superar los escandalosos niveles de postergación y pobreza que nuestro país registra”.CAC