El último estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) enmarcado en el día internacional de la Mujer, sostuvo que ellas tuvieron un 2018 dispar, entre una creciente visibilización de sus reclamos pero una la profundización de las inequidades económicas. Tanto es así que creció la desigualdad de género en el ámbito laboral.
Según los datos que aporta el Centro, durante 2018 se intensificó la desigualdad de género respecto al desempleo y la informalidad laboral. Las mujeres registraron tasas de desempleo de 10,8 por ciento (frente a 8,9 de los varones). Un incremento de 1,3 por ciento respecto de 2017 y de 3,1 respecto de 2015. Entre las mujeres más jóvenes de entre 14 y 29 años la tasa de desempleo trepó a 19,3.
Respecto a la informalidad laboral, el 37,1 por ciento de las mujeres en relación de dependencia trabaja sin registración laboral. Un incremento casi un uno por ciento con relación a 2017 y de 2,1 respecto de 2015. En cambio, para los varones el porcentaje se sostiene en 31,8, no registrándose variaciones con respecto al periodo anterior.
Asimismo, desde CEPA señalan que hubo una variación de la brecha de ingresos, por la ocupación principal en el largo plazo, entre 2004 y 2015 de una contundente disminución (11 puntos porcentuales) pasando del 33 por ciento al 22. Hacia 2018, se presenta una tendencia a la baja de la brecha, ubicándose en 25 por ciento, la cual parece ser contradictoria con las graves dificultades macroeconómicas que viene atravesando la Argentina desde el inicio de 2018. Sin embargo, aclaran que la caída de la brecha, aunque exprese una mejora relativa de las mujeres respecto de los varones, es consistente con un empeoramiento absoluto de los salarios reales de mujeres y varones.
En el universo de los trabajadores no registrados, la brecha en las remuneraciones no solo es más pronunciada, sino que a contramano de la tendencia general la misma se amplió entre el 2017 y el 2018: mientras que para el trabajo informal pasó de 35 por ciento a 34, en el trabajo registrado pasó de 18 por ciento a 21. En definitiva, las mejoras relativas de género que operaron en el mercado laboral en término de brecha durante el 2018 correspondieron solamente al mercado de trabajo formal sin percibirse un derrame sobre las mujeres informales.
Asimismo, Cepa entiende que el fenómeno de feminización de la pobreza se acrecienta en los hogares con menores y monoparentales con jefatura femenina. Esta representación se profundiza en los deciles de menores ingresos: los 27 por ciento de los hogares argentinos con menores son monoparentales y de estos el 60 tiene jefatura femenina. Asimismo estos hogares monoparentales representan el 66 por ciento de los hogares pobres En estos hogares la AUH es central ya que el 47 por ciento la percibe como ingreso principal.
También señalan diferencias en cuanto al consumo. Una mujer tiene costos diferenciales asociados al ciclo reproductivo. Es así como, a una mujer cuya menstruación se produce desde los 15, tiene dos hijos durante su vida fértil y a los 50 años tiene la menopausia deberá dedicar a lo largo de su vida y a valores actuales aproximadamente 1.600.000 de pesos. En este sentido, si comparamos lo datos relevados con los del 2018, se puede observar que ha habido una variación significativa en los gastos mencionados, a nivel general de alrededor de un 177 por ciento. En el caso de los gastos correspondientes al periodo reproductivo, hay un aumento del 36 por ciento sobre el total anual y uno del 49,21 sobre el total general. Asimismo, la canasta de consumo de aquellas mujeres que se encuentran en etapa de la menopausia, en compara