Llegó noviembre y el Concejo Deliberante de Florencio Varela sigue sin organizarse. En marzo el cuerpo decidió cambiar el horario de las sesiones para las 8:30 de la mañana, sin embargo, jamás fueron puntuales y cada vez se retrasan más.
La última sesión ordinaria que celebraron, la número catorce, comenzó a las 10:30 de la mañana y se desató el malestar en el recinto. Vecinos, periodistas e incluso concejales pusieron el ojo en la presidenta, Laura Ravagni, que siendo las 10:28 tocó por primera vez el timbre para llamar a los ediles a que tomen asiento.
Muchos concejales ya se encontraban sentados en sus bancas enojados con Ravagni, quien se supone debería velar por el orden en el recinto. Es el caso de Liliana Cristaldo, que enfurecida le gritó: «¿Por qué no cambiamos el horario de sesión? Nos hacen venir a las 8 y son casi las 11 y seguimos acá sin empezar. Sino cambien el reloj de arena por uno digital». Ravagni se lo tomó con humor: «Acá manda Zisuela digánselo a él».
Sumado a los retrasos comunes, los ediles llegaron al recinto sin saber qué expedientes se tratarían, ya que por decisión de la presidencia no se realizó la reunión de labor parlamentaria donde debía pactarse la orden del día y las secretarias debieron redactarla durante la misma mañana de la sesión.
Por la falta de preparación, el cuerpo debió realizar tres cuartos intermedios. Uno, para redactar el reconocimiento al Centro de Lucha contra el Cáncer, cuyas representantes esperaron durante mas de dos horas a que inicie la sesión. El otro fue para discutir sobre la nota enviada por el Intendente Andrés Watson respecto a la suspensión de habilitaciones para comercios en el distrito, y el tercero para la firma de los repudios a la aprobacioó del presupuesto 2019.