Después de un despido masivosy ante los rumores sobre nuevas desvinculaciones, trabajadores de SIAM llevaron adelante un abrazo simbólico a la planta que funciona en Avellaneda, que por estos días sólo cuenta con 80 empleados. La actividad reunió a vecinos de la zona y a empleados de otras firmas que están en situaciones similares.
“Vinieron compañeros metalúrgicos, trabajadores de Canale, fue muy buena la jornada y recibimos mucho empuje. Hay muchos sectores que la están peleando y fue un nuevo envión para nosotros, que no tenemos nada asegurado”, señaló en diálogo con El Termómetro Alejandra Vercelino, una de las trabajadoras del lugar.
La medida se concretó tras las versiones que indicaban que la empresa podría volver a recortar el personal después de una primera etapa, ocurrida a principios del mes pasado, en la que desafectó a la mitad de los operarios.
“Con la política de retiros voluntarios, que son despidos encubiertos, se retiraron 85 personas, en planta quedaron 80 y había corrido un rumor de que querían echar a 25 pero eso no pasó. Estamos sujetos s la actividad de la empresa, si suben las ventas dijeron que no iban a tomar medidas pero si bajan, va a haber recortes”, agregó.
En ese sentido, la mujer consideró que se trata de un mensaje intimidatorio ya que la compañía “no es una PYME y está lejos de tener pérdidas”.
“No vemos justificación a lo que docen. Están importando heladeras de otros países, tenemos un stock de 40 mil heladeras y 20 mil son chinas: supuestamente no venden pero vemos que salen camiones, entonces el discurso de la baja en las ventas no va”, manifestó.
En tanto, pese al difícil escenario, Alejandra mencionó que tienen cierto resguardo por parte del Municipio. Porque si bien la empresa tuvo una primera intención de constituirse como distribuidora de productos, los terrenos donde están las instalaciones son municipales y no pueden disponer de ellos en esa forma.
“Hay un acuerdo que para que la empresa funcione tiene que tener un mínimo de producción hasta 2022 (El intendente, Jorge) Ferraresi dio la negativa de que se convirtiera en un depósito, así que una producción mínima tiene que haber”, precisó.
El abrazo a la fábrica tuvo el acompañamiento de los trabajadores de Coca-Cola de la planta Pompeya, que fueron despedidos sin causa en el marco del plan de ajuste de la multinacional y denuncian discriminación.