Quilmes centro se transformó en el foco de un nuevo episodio del conflicto entre vendedores senegaleses y efectivos de la Policía. Todo se inició poco antes de las 15.30 del miércoles, cuando inspectores se acercaron a la zona de la plaza de la estación para confiscar zapatillas, anteojos y ropa, entre otros elementos.
Pese a la presencia de gran cantidad de vendedores, la atención se centró en los africanos, con quienes ya se habían producido varios inconvenientes en los últimos meses. En abril, Gendarmería Nacional y la policía comunal desalojaron de forma violenta a quienes se encontraban sobre la avenida Yrigoyen. Y hace pocos meses hubo otro enfrentamiento.
Ante la desesperación por los elementos secuestrados, los sujetos quisieron impedir que esto se lleve adelante. Como si fuera poco, el accionar de los efectivos policiales agitaron aún más los ánimos y hasta volaron algunos golpes. Por eso buscaron detenerlos, hecho que provocó la alteración y el repudio de cientos de personas que circulaban por ese sector de la ciudad.
Visiblemente perturbados, se pudo escuchar a agentes pidiendo que le “traigan la escopeta”, al mismo tiempo que los vecinos preguntaban “por qué no agarran a los ‘chorros’ de la calle. Minutos más tarde, frente al clima y el repudio generalizado, los más de cinco móviles policiales tuvieron que retirarse sin poder detener a los senegaleses.
Se está sembrando un clima de odio racial y xenofobia, que de seguir de esta forma, no ha de tener un buen final. Evidentemente el mal ejemplo que se viene implantando desde el ejecutivo nacional, cunde.