En el tradicional brindis de fin de año, el obispo de la Diócesis de Quilmes lanzó un duro mensaje sobre la actualidad social y política. El referente religioso apuntó contra la violencia generada en los últimos días tras la aprobación de la reforma previsional, solicitó “cordura” a la dirigencia política y buscar “caminos superadores”.
Luego de tener unas palabras con diferentes organizaciones sociales y gremios frente a la Catedral en el marco de la “Navidad de los pobres y humildes”, el obispo Carlos Tissera mantuvo un encuentro con periodistas del distrito como cierre del 2017, donde ofreció un análisis de la situación en la que se encuentra atravesando el país.
“No me voy a callar”. Con esa frase corta y contundente, Carlos Tissera tomó impulso para continuar con una serie de reclamos y posturas que dio en medio de su discurso. Primero se mostró molido por la violencia de los últimos días, donde pidió cordura a los políticos para “estar a la altura de estos tiempo”.
Otro de los puntos en los que se detuvo fue en la pobreza. Según sostuvo el máximo representante de la Iglesia, este flagelo ha aumentado en Quilmes, ya que “aumentaron los niños en los comedores”, aunque con una postura diferente: “Ya no comen todo lo que hay en el plato porque se lo llevan a sus padres a sus casas”.
A su vez, cargó contra la clase política por la falta de “creatividad” para buscar otros caminos y evitar que el “déficit” lo terminen pagando “los jubilados” y los “más vulnerables”. “Tendrían que haber sacado plata de otro lugar y no de los jubilados. Eso genera malestar y duele”, planteó mientras era acompañado por el padre Maxi, nuevo obispo auxiliar.
Y agregó: “No somos profetas de desgracias, si no de esperanzas para sostenernos. En este camino hay que vencer al mal a fuerza de bien. No hay que ir por el camino de la violencia y la muerte entre hermanos. Hay que buscar juntos caminos superadores y no volver a recetas antiguas”.



















