A una semana de las elecciones presidenciales, la Conferencia Episcopal Argentina emitió un comunicado en representación de la Iglesia católica donde convocan a votar el próximo 22 de octubre «por la Justicia y por la Paz».
La declaración de la Iglesia se da en el marco del llamado a la Paz Mundial que hizo el Papa Francisco el fin de semana, en referencia al conflicto bélico entre Israel y Hamas, tras los ataques terroristas. Y a nivel local en la polémica que se generó por las declaraciones de Javier Milei, hoy el candidato mejor posicionado para ganar las elecciones, quien en una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson había señalado que «El Papa avala el robo y tiene afinidad con los comunistas asesinos».
En ese contexto, el comunicado (que se leyó en las misas del domingo) se resaltó la recuperación de la democracia que cumple 40 años; así también como la situación económica y social que atraviesa el país.
«La democracia dejó de identificarse con la expresión de los intereses de las mayorías, del bien común, para pasar a ser una herramienta condicionada por poderes minoritarios o corporativos», planteó la Iglesia y sostienen que la Vida en comunidad» se ve amenazada por los resultados de las próximas elecciones.
Por eso, plantearon que «concurrir a votar en paz, el próximo 22 de octubre, será una contribución para afianzar una democracia que signifique ciudadanía plena, ejercicio de derechos, que asegure condiciones para el bienestar de nuestro pueblo, que supere la fragmentación, con sensibilidad social, que garantice igualdad de oportunidades, con independencia económica».
Finalmente, desde la Iglesia católica piden buscar acuerdos políticos para el próximo mandato, gane quien gane: «Aparece imprescindible la generación de espacios de diálogo y encuentro que hagan posible un acuerdo político, social y económico de gobernabilidad, más allá de cuál sea el resultado electoral».
El comunicado completo
En la recuperación de la democracia, al cabo de la noche más oscura, se soñaba con un ideal democrático con valores populares, que garantizarían la igualdad, el desarrollo económico, la integración republicana de la nación. Sin embargo, las pujas en lo económico y en lo político abrieron la puerta para una crisis de representación en las instituciones junto con un proceso de desintegración y fragmentación del cuerpo social. La democracia dejó de identificarse con la expresión de los intereses de las mayorías, del bien común, para pasar a ser una herramienta condicionada por poderes minoritarios o corporativos.
La existencia misma de la Nación como el ámbito fértil para el desarrollo de una vida en comunidad, que afiance los valores de la paz, de la igualdad, del trabajo, de la inclusión, de la justicia y de la equidad territorial para realizar juntos un proyecto en común, parece hoy amenazada.
Por ello, concurrir a votar en paz, el próximo 22 de octubre, será una contribución para afianzar una democracia que signifique ciudadanía plena, ejercicio de derechos, que asegure condiciones para el bienestar de nuestro pueblo, que supere la fragmentación, con sensibilidad social, que garantice igualdad de oportunidades, con independencia económica.
Aparece imprescindible la generación de espacios de diálogo y encuentro que hagan posible un acuerdo político, social y económico de gobernabilidad, más allá de cuál sea el resultado electoral. El voto expresa la voluntad popular y exige a los candidatos que triunfen en la elección, disponerse a resolver los graves problemas que enfrentamos, con la cooperación y ayuda de todos los demás, bajo el principio de que nadie se salva solo.
Recordamos que es urgente devolver a la política, su carácter de ser una de las «formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común»[3]. La acción política debe promover el cuidado de la vida, la dignidad humana, el trabajo digno para todas las personas y la eliminación del hambre y la exclusión.No hay verdadera libertad sin fraternidad, justicia social y paz.
A poco de cumplirse 40 años de la recuperación de la democracia y del estado de derecho, reiteramos nuestra disposición, en actitud de escucha, para promover y facilitar el diálogo entre las fuerzas políticas y sociales con el objetivo de que se alcancen los acuerdos que nuestra Argentina necesita.
Pedimos a María, Madre y Reina de la Paz, que nos alcance de su Hijo, la paz para nuestro pueblo, la paz para las familias, la paz para los lugares de guerra y conflicto en el mundo.