El Frente de Todos, con organizaciones social, sindicales y adherentes colmaron una Plaza de Mayo que se desbordó este viernes pasado el mediodía en defensa de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, tras el atentado que sufrió cuando un hombre intentó dispararle. En pocas horas, luego de que el Presidente, Alberto Fernández, declarara feriado nacional se organizaron los diferentes sectores para marchar desde diversos puntos del conurbano y la Ciudad de Buenos Aires hacia la Casa Rosada. Del arco oficialista, estuvieron todos. La oposición decidió estar ausente, entre criticas y diferencias internas.
Miles de personas se congregaron desde la mañana para marchar una vez más hacia Plaza de Mayo, pero esta vez por un hecho único y trascendental: el intento de asesinato de la vicepresidenta. En un primer momento, en las columnas se sentía todavía la conmoción que había golpeado en la noche del viernes a gran parte del país. Con el correr de las horas esa conmoción se transformó en euforia. La militancia llegó a la Plaza de Mayo en medio de canticos, saltos, bombos y banderas.
La columna que salió desde Plaza Alsina, en Avellaneda, que reunió a la militancia del sur del conurbano, encabezada por el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y la titular del PAMI, Luana Volnovich, fue de las más masivas. Minutos antes Mendoza había encabezado una conferencia de prensa con concejales opositores y oficialistas para repudiar el atentado en Quilmes, y Ferraresi había participado de la reunión de gabinete, encabezada por el Presidente, en la Casa Rosada.
En la plaza, la dirigencia presente insistió en terminar con los “discursos de odio” que emanan de medios de comunicación, dirigentes opositores y la justicia. Esa visión se manifestó a través de un comunicado que fue leído por Alejandra Darían alrededor de las 5 de la tarde en un escenario montado sobre Plaza de Mayo.
A la movilización no faltó nadie. Estuvieron presentes todos los funcionarios del gobierno nacional, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, legisladores nacionales y provinciales, intendentes e intendentas. Estuvo incluso el jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Gray, alejado hace tiempo del Frente de Todos. También los gremios y las organizaciones sociales dijeron presente, y el Frente Renovador que lidera Sergio Massa.
El comunicado:
La paz social es una responsabilidad colectiva
Frente al intento de asesinato de la principal dirigente política del país, nadie que defienda la República puede permanecer en silencio o anteponer sus diferencias ideológicas al repudio unánime que esta acción depara.
No hay manera de relativizar ni minimizar un intento de magnicidio. La solidaridad y el repudio de dirigentes de toda América Latina, de los EEUU, de Europa y del Papa Francisco, muestran que el mundo comprende cabalmente la gravedad de lo ocurrido. En el mismo sentido se expresó el movimiento obrero organizado, entidades empresarias, comunidades religiosas, asociaciones deportivas y demás organizaciones intermedias del país. También gran parte de la dirigencia política nacional, a quienes agradecemos que comprendan que la convivencia democrática debe prevalecer sobre cualquier desacuerdo político.
El “límite”, del que hemos oído hablar mucho en las últimas horas, no se cruzó ayer. Si no queremos que la intolerancia y la violencia política arrasen con el consenso democrático que hemos construido desde 1983 a la fecha, debemos contextualizar lo ocurrido anoche contra la vicepresidenta Cristina Kirchner: Desde hace varios años, un sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios partidarios, viene repitiendo un discurso de odio, de negación del otro, de estigmatización, de criminalización de cualquier dirigente popular o afín al peronismo, y aún de cualquier simpatizante. Todos hemos visto movilizaciones donde se pasearon por las plazas más importantes de la Capital Federal bolsas mortuorias, ataúdes o guillotinas.
No es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del adversario político. Nadie es individualmente responsable por las acciones de otros, pero quienes cedieron minutos de aire a los discursos de odio deberán reflexionar sobre cómo han colaborado para que lleguemos hasta esta situación.
La vida democrática es incompatible con el accionar de minorías violentas que pretenden llevar de las narices al resto de la sociedad, u obligar a determinada dirigencia a tomar posiciones cada vez más sectarias con tal de contentar a esa supuesta clientela electoral.
La convivencia en el marco de un orden democrático también es el umbral de las condiciones necesarias para el desarrollo de nuestros hijos y nuestras hijas. El daño que producen las acciones y las palabras violentas en las mentes de niños y niñas es una condena para el futuro de la Argentina.
El pueblo argentino está conmovido, impactado por lo ocurrido, incluyendo a millones que no simpatizan con Cristina ni con el peronismo. En honor a todos nuestros compatriotas es que hacemos este llamamiento a la unidad nacional pero no a cualquier precio: el odio afuera.