(Por Christian Skrilec)
Mientras puertas adentro los dirigentes de los principales sectores políticos confiesan que preferirían que las elecciones de medio término o legislativas no sucedieran, el calendario electoral avanza entre internismos e incertidumbres.
Al oficialismo y a la oposición, al Frente de Todos y al Frente del Cambio (o Juntos, o Cambiemos o como se llamarán próximamente), les hubiera resultado un éxito suspender o postergar estas elecciones. Todos piensan en el 23, en la sucesión, la continuidad o el retorno. Pero como los más lúcidos ya se han dado cuenta, estas elecciones, las legislativas del corriente año, son determinantes.
Ni siquiera la similitud de los resultados del 2019 dejaría el escenario político tal como lo vemos ahora, porque para el oficialismo, repetir ese triunfo a pesar de la pandemia, la crisis social y económica y el pésimo humor social, se convertiría en un triunfo descollante.
La elección es esta porque una derrota en el conteo nacional, provocada por el arrastre de cuatro de los grandes distritos electorales como lo son Mendoza, Santa Fe, Córdoba y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pondría seriamente en carrera a la oposición para volver al poder. Ese resultado tendría efectos peligrosos: La Justicia, que sigue jugando a la política sin sutilezas, mostraría su peor cara al oficialismo. El poder económico impondría condiciones mucho más duras ante un posible recambio. Los grandes grupos mediáticos retomarían el “periodismo de guerra” (Julio Blanck), acentuando sus críticas hasta volverlas impiadosas a pesar del enorme negocio publicitario que mantienen con el actual gobierno.
La elección es esta para la Provincia de Buenos Aires, porque el triunfo de Kicillof fue contundente, tan contundente que obligó a María Eugenia Vidal, hasta hace poco la referencia Pro en la Provincia, a deconstruirse como bonaerense y volver con un nivel hipocresía pocas veces visto a CABA. Ese triunfo difícilmente pueda repetirse, pero si esa repetición sucede, el Gobernador sabrá que puede convertirse en el primero de su estirpe en romper el maleficio y aspirar a la presidencia.
El oficialismo necesita ganar la Provincia y ganarla bien, si no son 15 los puntos de ventaja como en el 2019, deberán ser al menos 10 para consolidar el liderazgo bonaerense preponderante y creciente que sostiene el kirchnerismo. Menos de 10 puntos de diferencia a favor pueden dejar conformes tanto a oficialistas y opositores pero a ambos con reservas, y menos de 5 a favor pondrían a la oposición en carrera para reconquistar la Provincia, tarea, que después de lo ocurrido electoralmente dos años atrás, parecía imposible por los próximos 20 años.
Además, la elección bonaerense conlleva detalles importantísimos, como la elección de senadores por la primera sección electoral, que puede implicar la continuidad de la mayoría opositora en esa cámara y condicionar las transformaciones que pretenda hacer el actual gobierno de cara al 23.
La elección también es esta en muchos de los distritos importantes del conurbano, como pueden ser Florencio Varela o Tigre, donde la sucesión se definirá en disputas internas. O en otros distritos donde los intendentes que hasta ahora no podrán reelegir y pretenden apuntalar a sus propios sucesores.
Ni que hablar de distritos como Lanús o Quilmes. El primero es el único gran distrito de la Tercera Sección en manos de Cambiemos, un resultado positivo del Frente de Todos puede encolumnarlo hacia su recuperación como también darle el número para apropiarse del Concejo Deliberante, mientras que un triunfo oficialista afirmaría la idea de una sucesión amarilla. El segundo, Quilmes, se comporta casi como un espejo, Mayra Mendoza recuperó el distrito para el kirchnerismo con una gran elección, y necesitará sostenerla para no perder el control del Concejo Deliberante y solidificar sus expectativas reeleccionistas.
Estas argumentaciones generales con algunos ejemplos particulares explican porque “esta es la elección”, cuyos resultados incidencias tendrán una incidencia clave en el desarrollo de los próximos dos años de gobierno en todos sus estamentos. Así que más vale tomarla en serio.
Gracias por leer.