(Por Christian Skrilec)
Ni los medios ni las redes sociales, tampoco los vecinos en general ni los lectores de esta nota en particular, le prestaron demasiada atención a los anuncios del presidente Fernández. Estamos en el AMBA, en el conurbano bonaerense, en un lugar donde el resto del país nos queda lejos.
Del mismo modo pasaron las palabras del gobernador Kicillof por los portales de internet y las páginas de los diarios, a excepción de la cuestión educativa y el debatido retorno a las clases presenciales. Allí si hubo novedades, no impactantes pero novedades al fin, que comentaremos oportunamente.
Lo que ahora me preocupa, y parece ya importarle a pocos, es la desvinculación absoluta entre las palabras del Gobernador y la realidad del conurbano. Entender si esta desvinculación es producto de una puesta en escena y un discurso tendiente a mantener a los distraídos a raya, o una simulación para exculpar al gobierno provincial de un posible agravamiento de la pandemia entre los vecinos bonaerenses, parecen hipótesis más racionales que aceptar que el Gobernador realmente cree que lo que anuncia tiene algún sentido. Si así fuera, los bonaerenses estaríamos en los albores de un conflicto político de una agudeza todavía difícil de mensurar.
Como se recomienda, escribamos para entender. El Gobernador anunció un plan de reapertura de actividades cuyos principales ejes fueron: Las salidas recreativas al aire libre de niñas, niños y adolescentes de hasta 10 personas con barbijo y distanciamiento social. La apertura de restaurantes y bares al aire libre. La reactivación de las obras en construcción. El regreso del personal auxiliar de casas particulares. La reapertura de los gimnasios al aire libre.
Vayamos punto por punto.
Respecto a las salidas al aire libre, no hay ningún impedimento desde que el clima primaveral nos acompaña, plazas, parques, plazoletas y espacios públicos en general están atestados de gente todos los fines de semana. Familias enteras retozando al aire libre, niños trepándose a toboganes, adolescentes pateando una pelota y grupos de jóvenes escuchando música y compartiendo una birra. Eso sí, muchas veces, son menos de diez. Barbijo a comodidad del usuario, distanciamiento a discreción, protocolo vemos que pasa. La mayoría de los municipios envían personal para que recorra los lugares y la multitud no se desmadre.
En lo que tiene que ver con los bares y restaurantes, hace aproximadamente un mes que están abiertos en todo el conurbano. En la enorme mayoría de los casos, con mesas afuera y alguna que otra terraza o patio interno. Es fantástico como los funcionarios municipales consultados por el protocolo de estas aperturas que no están aún autorizadas por la provincia se refieren a las mismas, “taque away plus”, “aperturas protocolizadas”, o simplemente omitiendo haberlas visto. En algunos centros gastronómicos del conurbano como Lomas de Zamora o Quilmes, pese el clima algo hostil para cenar afuera, el sábado por la noche había colas para ocupar mesas en los restaurantes abiertos. Un reconocimiento especial para el doctor Mussi, que hace tres semanas decidió cortar un par de arterias de Berazategui para que las cervecerías artesanales pudieran poner mesas en plena calle y así respetar el distanciamiento social, obviamente, el Municipio no se pronunció formalmente sobre ello.
Las obras en construcción, que habían obtenido de la Provincia autorizaciones parciales desde hace 20 días, se desarrollan a decisión y necesidad de constructores y arquitectos. Cimientos para nuevos edificios, finalización de proyectos, obras a mitad de camino, piletas para el verano y hasta la parrilla del fondo de la tía Tota, se llevan a delante con los muchachos de la UOCRA agitando la mezcladora con el barbijo en la pera.
El personal auxiliar de casas de familia, sea doméstico, acompañantes terapéuticos, maestros particulares o lo que fuera, sólo está sujeto a la voluntad de los contratantes y los contratados. Esto es así casi desde un principio.
El último punto y para no aburrir. Son los gimnasios al aire libre. El deporte amateur es un tema que va calentándose con el clima. Muchos gimnasios hace rato que funcionan con la persiana baja y con pocos socios al mismo tiempo, la canchas de fútbol cinco arrancaron hace semanas con sutilezas, recientemente se sumó el básquet. Todo lo que pueda disimularse de alguna manera, ya se practica o se juega.
En el conurbano, solo lo obsceno, ruidoso y de ambiente cerrado sigue sin funcionar: bingos, cines, boliches bailables, salones de fiestas, y después hay que buscar.
Esta es la realidad, comprobable y verificable, variante más protocolo menos. Los intendentes decidieron dar luz verde a sus vecinos para que avancen en esta “nueva normalidad” sin esperar las decisiones provinciales. Lo que no está claro es si juegan al distraído con la complicidad del Gobernador, y el propio Kicillof va al sacrificio en el discurso sin sentido, o lo hacen a pesar del mandato del Gobernador y lo vacían de autoridad territorial. Ambas cosas son un problema para Kicillof, porque le guste a quien le guste, es la máxima referencia política del Frente de Todos en la Provincia, con la consecuente exposición.
Además, estos discursos desvinculados de la realidad, lo desgastan y sientan un mal precedente para futuros anuncios y decisiones que no tengan que ver con la pandemia. Creer que Kicillof desconoce lo que realmente sucede en lo más denso del territorio que gobierna, sería una desconsideración o una falta de respeto, pero aceptar la estrategia del discurso sin sentido naturalmente y sin observaciones, es por lo menos negligente para cualquiera que se interese en la política.
Gracias por leer.