(Por Christian Skrilec)
A diez años de su muerte es imposible encontrar un término medio, una mensura adecuada. Néstor es un héroe (El Nestornauta) o un villano. Lo integran en una tetralogía imaginaria con San Martín, Rosas y Perón, o lo desafectan de la historia como a un populista corrupto. Hay que rescatar a Néstor, sacarlo de esta disputa imbécil que nos arrastra a un pantano sin salida.
Sirva esto como hipótesis de situación. Teniendo en cuenta que el tiempo formal de duelo por fallecimiento en el mundo oscila entre los 30 días y los dos años, dependiendo de tradiciones, cultura y costumbres, y observando que el promedio general es de aproximadamente un año, no es difícil poner la fecha de la finalización del duelo por Néstor Kirchner en octubre del 2011, con la euforia popular por la reelección de Cristina. La hipótesis de este escriba, es que desde que concluyó el duelo por Néstor Kirchner en el año 2011, el país está en franco retroceso.
No te la esperabas, pero la afirmación tiene un rigor preocupante, porque es bastante fácil de comprobar que la Argentina, en la frialdad de sus números, está objetivamente peor que cuando Néstor estaba vivo. Si no me crees, tomá nota:
La pobreza, en octubre del 2011 era del 28 por ciento, vale la pena recordar que Eduardo Duhalde le entregó la presidencia a Néstor con un 62 por ciento de pobres, lo que demuestra una impresionante reducción de 34 puntos porcentuales en apenas 8 años. En el segundo semestre del 2015, esa cifra superó el treinta por ciento. Cuatro años después, Macri de por medio, el número de pobreza superaba el 35. Las especulaciones para el 2020, basados en el 41 por ciento del primer semestre y la grave crisis económica actual, podrían poner a más de la mitad de los argentinos en situación de pobreza.
La inflación, siempre cuestionada en sus mediciones oficiales durante el “kirchnerismo”, había trepado al 23 por ciento anual en el 2011, Cristina dejó el gobierno en el 2015 con menos del 27 por ciento después de haber llegado en el 2014 a un 38 por ciento, mientras que Mauricio Macri se despidió con el 54 por ciento de inflación en el 2019. El anualizado 2020 proyecta un aproximado de un 36 por ciento.
El dólar, en el año 2011 costaba 4 pesos en un mercado único; en el 2015 llegó a más de 9 pesos en su categoría oficial y a más de 15 en el mercado paralelo; en el 2019 trepó a 60 pesos, y a fecha de hoy cuesta oficialmente 80 pero en el mercado paralelo se venden a más de 180 pesos. La escalada devaluatoria parece no tener fin.
Hay más variables socio económicas que se desarrollan en el mismo sentido: déficit fiscal, deuda externa, pública y privada (desendeudamiento), créditos, consumo, etcétera.
Es entonces cuando la hipótesis puede demostrarse, estamos peor, y le guste a quien le guste, el pasado mejora con las angustias del presente. Pero referí estos datos no sólo para conformar mi enunciado, si no para rescatar a Néstor: «Los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas», dijo Kirchner apenas asumió en el 2003, dogma que aplicó e hizo funcionar, y que la política nacional parece haber olvidado desde su fallecimiento.
El funcionamiento del estado social o el estado de bienestar, que en estas pampas absurdas se empeñan en reducirlo a populismo, fue uno de los mejores logros de la primera etapa del “kirchnerismo” y se logró gracias a las políticas económicas. Olvidemos si se quiere las expresiones grandilocuentes de “inclusión social” o de “ganar derechos”, la reducción de la pobreza, la generación de empleo, y la posibilidad de bienestar tuvieron rumbo y resultado entre el 2003 y el 2011.
Este es sólo un ejemplo de tantos otros, y lo cierto es que tampoco puede sustentarse con verosimilitud que si Néstor no hubiera muerto estaríamos mejor. Pero si podemos asegurar que estamos comprobadamente peor desde su fallecimiento.
Obviamente podría abordarse a Néstor Kirchner desde varios ángulos, elegí el económico social porque esa es la crisis que nos azota ahora. Los líderes que marcan su tiempo no abundan, y sobre ellos se construyen leyendas negras y blancas. Vale parafrasear la máxima que dice que la historia es lo que nosotros, en el presente, hacemos de ella.
Gracias por leer.
fue suerte justo la quimera de oro que era y es el campo escalaba el valor de la venta de granos a nivel mundial, si todo ese dinero se hubiese invertido en el pais estariamos mejor , pero se lo afanaban hubo una simulada estabilidad que se fue diluyendo .
y ahora se pagan las consecuencias