La posibilidad de reactivar sectores de la economía en el contexto de aislamiento y el aumento de la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires tiene al transporte público en el centro de la escena. En un escenario incierto, investigadores del CONICET y de diversas universidades nacionales realizaron una encuesta sobre las “prácticas de cuidado” que tienen los usuarios en medio de la pandemia.
El estudio, que se llevó adelante entre el 2 y el 9 de mayo y participaron 1500 personas, se centró en las acciones que llevan adelante los pasajeros al momento de viajar en tren, colectivo o subte a partir de las disposiciones del Gobierno para contener el avance del coronavirus en el país.
“Las medidas de distanciamiento son altamente valoradas por los usuarios, son prácticas que efectivamente se están haciendo. Es importante generar las condiciones para que la gente pueda hacer uso de esas prácticas», expresó en diálogo con El termómetro Candela Hernández, una de las integrantes del equipo de investigación.
Como ejemplo, mencionó que “la gente se lava las manos todo el tiempo”. No obstante, reparó en que no sucede lo mismo con la SUBE, la cuan no aparece como “un objeto considerado a desinfectar”. “Lo mismo sucede con la ropa de trabajo, por eso hay que garantizar las posibilidades de llevar adelante estas prácticas», remarcó.
Del reporte se desprende, además, que si bien los recaudos que comenzaron a implementarse “generan una sensación de seguridad, el temor al contagio en el transporte público es muy alto”. De la misma manera, “visibilizan que en una perspectiva de futuro este sigue siendo la principal opción de viaje,”, aunque se evidencia “un alto interés por el uso de la bicicleta o la movilidad a pie”.
“Hoy, en estas condiciones, se está viajando mejor que lo que se viajaba. Lo interesante es pensar que posibilidades para el futuro y ser creativos (…) necesitamos un transporte público que garantice las medidas sanitarias necesarias”, insistió la investigadora.
Por otra parte, entre los encuestados, se cuestionó la idea de que “es mejor llegar rápido que viajar bien” porque surgió que “muchos están dispuestos a resignar algo de tiempo pero tener mejores condiciones de viaje”
“El transporte público siempre fue un nodo problemático y esta situación plantea un nuevo escenario. Es una oportunidad de generar nuevas formas de construir nuestro transporte urbano”, evaluó.




















