(Por Christian Skrilec)
Comienzo esta nota con dos premisas sencillas pero elocuentes: “nadie hace todo mal o todo bien” y “los malos nunca son tan malos ni los buenos nunca son tan buenos”. Para juzgar a una gestión debe ponerse en los platillos de la balanza lo positivo y lo negativo, la inclinación de la misma, el balance, definirá si el resultado del pesaje es bueno o malo.
Pero el balance de Martiniano Molina al frente del Municipio de Quilmes todavía no puede sopesarse. Pasarán semanas o algunos meses para que salga a la luz lo que los gobiernos normalmente ocultan. Por ejemplo, el oportunamente denunciado descalabro de nombramientos de personal político, contratos y horas extras, comienza a quedar al desnudo en la transición, exponiendo una administración, en ese rubro, altamente perjudicial para los vecinos de Quilmes.
Lo bueno se conoce, y hasta en ocasiones, no se reconoce. Durante los últimos días el propio gobierno se ha ocupado de multiplicar las gacetillas de los que considera sus logros. Si estas gacetillas o comunicados de prensa son un programa publicitario, no hay inconveniente. Si el gobierno realmente cree algunas de las afirmaciones que se manifiestan en las mismas, estamos en un problema. Para seguir con los ejemplos, diga lo que se diga, se explique lo que se explique, el área de Seguridad ha experimentado un fracaso grosero. Hemos dado las razones durante los últimos cuatro años y no vale la pena repetirlas ahora.
Pero por qué pedirle a Martiniano una evaluación sensata, si lo que está haciendo es política. Además, después de escuchar hoy a la gobernadora María Eugenia Vidal, presentando su balance de gestión con ese monocorde tono cansino e ingenuo que ensayó durante su mandato, pareciera que cualquier explicación parece verosímil si uno pone cara de pelotudo (en este caso pelotuda, o para ir en favor de los tiempos: pelotude). Elijo creer en el cinismo y la vocación manipuladora de Vidal, y no en que fuimos gobernados por una persona que pareciera no tener la menor idea de lo que sucede en la Provincia.
Menciono a Vidal para contextualizar a Molina. Cambiemos es una gerencia que no permite sacar los pies del plato. Martiniano nunca tuvo la alternativa de alejarse de los postulados del PRO, ni de los discursos de María Eugenia y Mauricio.
Recordemos que Martiniano llegó con la ola de Cambiemos, cuando la política era una mugre que manchaba de corrupción y populismo a quien la rescatara. Lamentablemente Martiniano creyó eso, tanto es así que sus principales funcionarios durante dos tercios del gobierno se cansaban de repetir que la “única política es la gestión”. Ahora, con la derrota y la despedida, quedarán en la historia como los administradores del fracaso.
Martiniano fue mejor cuando se politizó, cuando hizo política y se rodeó de tipos con ganas de hacer política. Lamentablemente para él, allí tampoco lo ayudó el contexto, Martiniano empezó a funcionar con la autonomía intelectual que necesita un intendente del conurbano avanzada la segunda mitad su mandato, para entonces, la crisis económica auspiciada por Mauricio Macri ya había detonado, y lo que siguió fueron esquirlas.
Pero el tiempo perdido no se recupera, dilapidar esos dos primeros años por no entender el sistema de la política, le quitó el respeto de sus pares, la confianza de la gerencia provincial y nacional, y lo más grave, lo alejó irremediablemente de un sector del electorado.
No obstante, Martiniano sigue vivo, en principio porque consiguió más de 150 mil votos en la pasada elección, un volumen envidiable. Porque su imagen sigue siendo positiva y su afinidad con la gente se mantiene. Porque con el paso del tiempo podrá exhibir algunos logros como el Same y la Red AMBA en Salud, o el record histórico de obras viales terminadas en un solo año (2017).
El logro personal más importante de Martiniano es que llegó como Martiniano, un cocinero famoso de la televisión, y se va convertido en el ex intendente Molina, lo que no es poco. En el 2015 lo trajo la ola de Cambiemos y en el 2019 se lo llevó la ola del Frente de Todos, tal vez, la ola de la próxima elección vuelva a traerlo. Aunque sería bueno que Quilmes tenga un intendente que no dependa tanto de las mareas.
Por ahora, Martiniano se terminó.
Gracias por leer.
La verdad Martiniano ahh es el único intendente después de más de 30 años de democracia que hizo algo en Villa la florida los vecinos nos recordaremos siempre , hacer no es lo mismo que decir , gracias Martiniano nosotros no te soltamos la mano nada más porque soy apolítico me gusta la gente que con el voto tiene la memoria fresca a ver qué hace Mayra ahora